Los peores centrales de la Liga

1998: Bjorn Tore Kvarme, apodado Bento, ha jugado dos temporadas con el Liverpool, el equipo de su infancia, según reconoció en su presentación. Las páginas web inglesas relatan sus cualidades con la contundencia habitual de la prensa deportiva británica: 'Destaca por su velocidad en el cruce, necesita mucho trabajo en la distribución de la pelota y su juego aéreo es mediocre'.

Ese año la página de los fans del Liverpool le incluyen en el apartado de Alerta roja, en el que se reúnen los jugadores más peligrosos de la historia de los reds tanto para los intereses propios como para los ajenos. Un año después, Gérard Houllier prescinde de sus servicios y el ex jugador del Rosenborg, noruego, recala en el Saint Étienne, francés, con el que desciende a la Segunda División, entrenado por John Toshack, que huye de la quema unos minutos antes del fracaso reclamado por la Real.

De Luiz Alberto da Silva Oliveira no hay mucha constancia estadística. Su currículo enseña cuatro años en el Flamengo, brasileño, con el que ganó dos Ligas antes de ser traspasado al Saint Étienne, a la vera de Toshack.

Los dos centrales más discutidos de la Liga, hoy reunidos en la Real, tienen tras de sí dos equipos de campanillas. Kvarme fue el primer fichaje del Liverpool tras la ley Bosman. Provenía de una cantera nórdica que los clubes ingleses frecuentan: chicos fuertes, atléticos, resistentes y poco miedosos. El balón podía esperar. A Luiz Alberto se le suponía, por nacimiento, el manejo del balón, pero se descubrió que compaginaba perfectamente con Kvarme en el juego aéreo a pesar de su 1,86 de estatura. Ambos rehúyen el balón cuando llueve del cielo.

La conclusión es que la Real lidera la clasificación de remates de cabeza recibidos (60) y de goles encajados con esa parte del cuerpo (8). Desde su regreso al club, la gestión de los fichajes recae en la jurisdicción de Toshack. Ahora cuenta con los dos centrales más ineficaces de la Liga y un portero, el holandés Westerveld, que habita bajo los palos. Una invitación a los peores instintos de Kluivert.