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Perfil | Sam Palmisano

Sangre azul en IBM

Patricia Fernández de Lis

'Sam sangra azul'. Lou Gerstner, el presidente de IBM, utilizaba hace poco esta metáfora para demostrar el grado de dedicación de su segundo, Sam Palmisano, a la compañía informática, conocida en el sector como gigante azul o Big Blue. Gerstner anunció el pasado martes que dejaba la presidencia de IBM en manos de Palmisano, después de una gestión casi mítica de nueve años, en la que sacó a la compañía de un profundo agujero negro de pérdidas, despistes tecnológicos y errores empresariales. Las acciones de IBM han ganado ligeramente esta semana, pero algunos analistas creen que la sangre azul de Palmisano puede ser un obstáculo para un gestor que, en teoría, deberá tomar decisiones drásticas en una compañía y un sector con problemas.

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Palmisano, de 50 años de edad, es el octavo presidente de esta multinacional casi centenaria. Ha pasado toda su carrera en IBM, casi 30 años, y ha trabajado en la mayor parte de las divisiones de la compañía. Ha dirigido IBM Global Services, el área de servicios de la empresa y, probablemente, la división más importante de IBM desde que Gerstner tomó el mando. En este puesto, Palmisano ha logrado aumentar un 30% los ingresos por servicios de IBM -un tradicional vendedor de grandes máquinas- y también fue el responsable de la venta a AT&T de la red de comunicaciones de IBM por 5.000 millones de dólares. Palmisano trabajó también en el área de PC -que IBM ya ha dejado de fabricar, aunque no de vender- y en la de servidores empresariales. Fue en este puesto donde el sector comenzó a oír de él por su decisivo apoyo al sistema operativo gratuito y libre Linux, frente al Windows de Microsoft. Ahora, todos los productos de IBM pueden funcionar con Linux, lo que ha abierto una brecha más en las complicadas relaciones que siempre han tenido IBM y Microsoft.

Los colegas de Palmisano, que tocó durante un tiempo el saxofón con los Temptations, le consideran abierto, dialogante y cercano, muy diferente a Gertsner, que tenía cierta fama de ogro. El problema es que tanto IBM, en particular, como el sector de la tecnología, en general, viven tiempos complicados, y los accionistas exigen medidas drásticas para salvar sus inversiones. Los ingresos de IBM en el último trimestre han descendido en todas las áreas, excepto el software, y el gasto de las empresas de tecnología cayó en 2001 por primera vez en 10 años.Tampoco será sencillo suceder al carismático Gertsner, que aumentó el valor de la empresa un 800% durante su gestión.

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Sobre la firma

Patricia Fernández de Lis
Es redactora jefa de 'Materia', la sección de Ciencia de EL PAÍS, de Tecnología y de Salud. Trabajó diez años como redactora de economía y tecnología en EL PAÍS antes de fundar el diario 'Público' y, en 2012, creó la web de noticias de ciencia 'Materia'. Los fines de semana colabora con RNE y escribe, cuando puede, de ciencia y tecnología.

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