Guerra
Poco antes de que las huestes del supremo líder, José María Aznar, se desparramaran por la España irredente y socialista, o sea, una de las dos Castillas, la de Pepe Bono, la extremeña de Rodríguez Ibarra, la balear de Antich y la andaluza de Manuel Chaves, una vez clausurado el primer cónclave de la segunda era aznarista, el adalid de la palabra, Javier Arenas, cumpliendo los deseos, que siempre son órdenes, del supremo hacedor, tocó a rebato y llamó a la guerra santa para recuperar los territorios mancillados por la huella del infiel.
Así las cosas, en línea de ataque, a un preclaro, o sería preclara, vaya usted a saber, se le escapó, con toda intención, esta frase: 'Teo, o Cádiz o Junta; tendrá que decidir'. Y a su lado, uno de los analistas más ponderados de la cuadra ganadora de Aznar respondió: 'Primero Cádiz en el 2003, luego dimite y afronta las autonómicas, sin más problema, en el 2004'.
Como quiera que los analistas, en esta época de penuria de debate ideológico, surgen como las setas en otoño, otro que se dice tener hilo directo con la Moncloa y desayunar los jueves con Jose Mari añadió con el entrecejo fruncido: 'No teoricemos conociendo a Manolo' (se supone que se refería a Manuel Chaves), 'porque éste es capaz de unir ambas convocatorias'. Y el primero, desconsolado, murmuró: 'Joder, pues ni Cádiz ni la Junta'.
No es una anécdota pese a que todos los jefes provinciales del PP andaluz hayan cerrado filas con Teófila Martínez, pero a la alcaldesa de Cádiz se le pedirá en su momento que adopte una opción. Y Teófila, pragmática y fiel a su estilo, preferirá, eso dicen, pájaro en mano que ciento volando; o sea, no tener que enfrentarse al padrino, como así calificó recientemente a Manuel Chaves en su divertida carrera por dar votos a los socialistas, sabiendo que, hoy por hoy, conquistar el Palacio de San Telmo es tarea harto difícil, aunque no imposible. Habrá que prepararse para lo que se avecina porque, según el sector flamígero del Partido Popular, lo sucedido hasta ahora ha sido tan sólo castillos en el aire. La guerra, la verdadera, está por venir. Es posible que en la estrategia guerrera de Javier Arenas empiecen a merodear otros nombres.
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