Milosevic y Costa frenan al Rayo
El dicho de a entrenador nuevo victoria segura se cumplió a rajatabla para los intereses del Zaragoza. Con un aire renovado y con la firme decisión de olvidar todos los problemas que hasta la fecha le han perseguido, los maños lograron superar las dificultades que durante todo el encuentro le presentó el Rayo. Y lo hicieron en gran medida gracias a Milosevic. El balcánico ha vuelto a Zaragoza del mismo modo en el que se marchó, haciendo goles.
Pese a la situación de ambos equipos en la clasificación, el partido resultó abierto y entretenido. A eso contribuyó la actitud del Rayo, que no escondió sus armas en ningún momento y puso en muchos aprietos al Zaragoza. Los franjirrojos se adelantaron en el marcador en una espectacular conexión entre los dos bosnios del equipo, Baljic y Bolic, y estuvieron muy bien plantados sobre el campo durante todo el partido. Sin embargo, era palpable que la actitud del Zaragoza se diferenciaba en mucho a la de otras veces. Esta vez no agachó la cabeza, sino que a fuerza de tesón trató de darle la vuelta a un partido que se le había complicado. Eran los bríos que le daban nombres nuevos como Costa o Milosevic, sumados a la oportunidad de dejar descolgado a un rival directo.
ZARAGOZA 3| RAYO VALLECANO 2
Zaragoza: Laínez; Rebosio (Komljenovic, m.49), Paco, Aguado, Pablo; Aragón, José Ignacio; Acuña, Jamelli (Juanele, m. 88), Vellisca (Garitano, m. 91); y Milosevic. Rayo: Etxeberria; Alcázar, De Quintana, Mainz, Graff; Pablo Sanz (Glaucio, m. 75), Quevedo; Peragón, Míchel, Baljic (Helder, m. 66); y Bolic (Bolo, m. 82). Goles: 0-1. M. 22: Pase medido de Baljic que Bolic remata cruzado de cabeza 1-1. M. 52: Acuña marca de libre indirecto. 2-1. M. 65: Milosevic bate por bajo a Etxeberria. 3-1. M. 73: Milosevic regatea a Etxeberria y marca a placer. 3-2. M. 85: Libre directo que transforma Míchel. Árbitro: Téllez Sánchez. Amonestó a Aragón, Pablo, De Quintana, Alcázar, Míchel, Quevedo y Helder. Unos 27.000 espectadores en La Romareda. Aguado fue homenajeado en los prolegómenos del encuentro al convertirse con 471 partidos en el jugador que más veces ha vestido la camiseta del Zaragoza.
Pero tuvo que ser una jugada polémica la que permitiera empatar al conjunto maño, una dudosa acción que el árbitro interpretó como cesión y luego transformó Acuña. A partir de ese momento el encuentro se convirtió en un vaivén de ocasiones que sólo la calidad de Milosevic consiguió desequilibrar de un lado.
Fue también la ocasión perfecta para que los ánimos de la hinchada local volviesen a templarse después de una temporada de grandes sobresaltos. Muestra de ello es la ovación con la que despidió a su equipo.
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