La culpa no es de Dios
El pasado 3 de enero, Francisco Toledano escribía una carta sobre lo que, por desgracia, ocurre en Tierra Santa. Tiene razón que en nombre de Dios se cometen toda clase de bestialidades. Con el fusil en la mano, los judíos gritan 'en el nombre de Jehová' y los palestinos, con pocas armas y a veces con piedras, gritan 'Dios es grande'. Todos se erigen en dioses y todos tienen toda la razón para matar y dominar. El señor Toledano se cuestiona la existencia de Dios (¿dónde está?) porque no detiene las guerras. Pero, ¿cree que Dios está para dirimir nuestros enfrentamientos? ¿no nos ha dado la libertad para que actuemos contra el mal y hagamos el bien? ¿no nos ha dicho que amemos al prójimo como a nosotros mismos? Si no lo hacemos, sino todo lo contrario, no pidamos responsabilidad a nadie. Tan sólo nosotros somos los únicos responsables. Mientras no actuemos con justicia en nuestro planeta y mientras el hombre siga siendo un lobo para el hombre, nunca habrá paz.
Estamos en el año 2002 (para los occidentales) y nunca el hombre ha dejado de luchar y de matar. La culpa no es de Dios. La culpa es de nuestro egoísmo y avaricia, de nuestra soberbia y afán de dominar los pueblos. Por favor, no manejemos a Dios a nuestro antojo y le echemos culpas ajenas.
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