Un médico humanista con don de lenguas

Se le nota en forma. No en vano, su ámbito académico de actuación está relacionado con la salud y, como ciudadano de a pie, participa habitualmente en carreras populares, maratones incluidas, y eso no se improvisa. Un corredor de fondo no deja de entrenar. De igual forma, Josep Lluís Barona llegó a la carrera electoral por el rectorado de la Universidad de Valencia con el programa ya perfilado. Y es que, aunque alejado de la primera fila de la gestión universitaria desde hace años, lleva consigo la experiencia acumulada en los dos primeros equipos de Ramon Lapiedra, justo recién estrenada la Ley de Reforma Universitaria. En el primero, como vicerrector le tocó lidiar la monumental reforma de los planes de estudios, pero no aguantó el segundo mandato completo, con competencias sobre las Relaciones Externas de la universidad, por razones 'de índole académica y científica y también ética', según dijo en su momento, 'ya que 'los cargos públicos no han de ser vitalicios'. Dimitió a mitad de camino para centrarse en la docencia e investigación, hecho que prácticamente coincidió con el nacimiento de la segunda de sus dos hijas.

Como Lapiedra, formaba parte del Col.lectiu Joan Lluís Vives, un foro de reflexión decisivo entonces y aun influyente ahora. Ubicado en la órbita de la izquierda nacionalista no exclusivista, su mirada no se circunscribe a lo próximo. Gracias a su formación inicial, desarrollada en parte fuera de España, y su trabajo como investigador, Josep Lluís Barona se precia de tener un conocimiento global de las universidades extranjeras. En los últimos años, ha estado vinculado a los equipos de gobierno de la Universidad de forma indirecta, dirigiendo el Patronat Sud-Nord, colaborando en las actividades commemorativas de los cinco siglos de la universidad y llevando el timón, hasta hace pocos días, de la Universitat d'Estiu de Gandia, a la que dio un giro hacia el exterior ampliando las actividades paralelas y de carácter lúdico. Quienes han colaborado con él dicen que tiene 'chispa' para el trabajo en equipo, que es asequible, comunicativo y que no pierde el buen humor.

Educado en el el Colegio Alemán de Valencia y en los Jesuitas, Barona es médico en su vertiente más humanista, inserto en la tradición marcada por Laín Entralgo y por el que ha sido su maestro, López Piñero, especializándose de su mano en Historia de la Ciencia, la disciplina de la cual es ahora catedrático. Transitando entre el pretérito admirado y la llamada del presente, sus investigaciones se han decantado en los últimos años hacia la evolución de la salud pública en la España contemporánea y el exilio científico español resultante de la victoria franquista en la Guerra Civil. Su currículo registra dos centenares de publicaciones (artículos, capítulos de libros o artículos especializados), escritas en las seis lenguas que conoce: inglés, italiano, francés y alemán, además del catalán y el castellano. La última es una obra sobre Medicina y compromiso: Achúcarro, Marañón, Negrín, entre la experimentación y la política. Muestra debilidad por la lectura, en especial clásicos de los dos últimos siglos, como Dostoievski, Thomas Mann y Onetti. Ha estudiado también música e interpreta con el saxo tenor, cuando puede y 'malament' según dice, estándars del jazz, inspirado por horas de escucha de Coltrane o Dexter Gordon.