Desidia total en Vallecas

La primera conclusión de panchanguitas como la celebrada ayer en Vallecas siempre suele ser la misma: los suplentes reivindican dicha condición. Ni siquiera el frío, como el que azotaba anoche en Madrid, les anima más de la cuenta. En los partidos con mayúsculas se sienten desterrados y en citas como la de ayer muchos se sienten castigados. Esa impresión dieron muchos en el rondito copero de anoche, un engorro del que nadie sacó provecho. Los reservas del Madrid pasaron la jornada contando ovejas, sin que los más voluntariosos suplentes del Rayo les exigieran otra cosa. La distancia entre el segundo equipo de uno y otro es tan sideral como la existente entre los dos primeros, los que han aupado al Madrid hasta el liderazgo de la Liga y los que han enterrado al Rayo en la cola. Por si fuera poco, el 4-0 de la ida era una cuesta demasiado empinada para los locales, angustiados por la amenaza del descenso.

Sin tensión alguna en el marcador, la noche podía servir de laboratorio para auscultar el estado de Flavio, McManaman o Karanka, alejados del escaparate desde hace tiempo. Pero ninguno dejó huella en medio de la desidia general. Los futbolistas sienten que estos partidos no ofrecen un gramo de gloria y se quitan del medio hasta mejor ocasión. Dado el nivel que hoy mantienen los primeros espadas del Madrid los reservas pueden excusarse en que en la pizarra de Del Bosque no hay una rendija. ¿Quién puede aparcar actualmente a Figo, Zidane, Raúl, Roberto Carlos, Hierro....? Una coartada como otra cualquiera para justificar tanto acomodo. Cabría la posibilidad de que algunos rentabilizaran partidos así para revalorizarse en el mercado, pero esa es tarea de los agentes intermediarios.

Con tantos condicionantes, sólo Guti y Munitis aliviaron el sopor con alguna que otra jugada. Una en el primer tiempo, cuando un pase soberbio del cántabro dejó a Guti a un peldaño del gol, pero su vaselina a Lopetegui fue muy blanda. Tras el descanso, Munitis desaprovechó un servicio magnífico del madrileño. No hubo más, salvo algún empeño final del Rayo que le dio la victoria. Lógico tras un duelo que todos hubieran pasado por alto y del que sólo la Federación sacó provecho: el Rayo jugará el miércoles, día de semifinales coperas, frente al Alavés su partido aplazado de Liga. Los pitonisos federativos habrán respirado.