'Soy absolutamente fiel al teatro, pero tomándome mi tiempo'
Ana Belén (Madrid, 1951) apenas puede comer desde que el pasado jueves comenzara los ensayos de la obra Defensa de Dama, dirigida por José Luis Gómez. Los nervios la agarrotan, no sólo porque va a volver a subir a los escenarios después de cinco años, sino porque esta función sobre violencia doméstica le 'golpea' el alma. Antonio Valero y Juan José Otegui completan el reparto de Defensa de Dama, una obra escrita por Joaquín Hinojosa e Isabel Carmona que se estrenará el 22 de febrero en el teatro La Abadía de Madrid.
La obra arranca con la llegada al hogar de Ulises (Antonio Valero) tras pasar tres años en la cárcel. Entró por dar palizas a su mujer y vuelve a su casa porque así lo dictamina una sentencia. Allí le espera su víctima, que, tras pasar meses en el hospital recuperándose de las heridas, ha decidido comenzar una nueva vida. 'María es un ama de casa casada hace diez años, sin hijos, cuya vida se ha reducido a su marido y a su padre, un ferroviario jubilado que vive con ella', cuenta la actriz sobre su personaje. 'Una mujer que tiene claro que quiere terminar con esta vida y que empieza a tener contactos con asociaciones, a querer trabajar, a aprender cerámica...'.
'No puedo decir que la primera lectura de la obra me gustara. Me golpeó, me dejó noqueada'
Ana Belén no quiere desvelar la relación de María con su padre (Juan José Otegui), 'porque es determinante en la obra'. Aunque sí cuenta que Valero y Otegui, cuando leyeron por primera vez el texto, exclamaron: '¡Qué barbaridad. Cómo voy a interpretar a este bestia!'. 'Claro, es que hay que interpretar cosas que nos gustan y cosas que no', argumenta ella, aunque confiesa sentir miedo en esta función, 'porque escarbas y encuentras un mundo muy jodido'.
El suelo de damero de la cocina -única estancia de la casa en la que se desarrolla la obra, que transcurre en tres días-, obsesiona a Ana Belén. Sólo con mirarlo le entran escalofríos, pues le hace recordar la brutalidad y dureza de Defensa de Dama. Un texto que Isabel Carmona y Joaquín Hinojosa escribieron después de entrevistar a mujeres maltratadas. 'Yo no he hablado directamente con ninguna, pero Isabel y Joaquín trabajaron hace tiempo con ellas en Valencia'.
La artista se hace rogar con el teatro y pasa mucho tiempo entre actuación y actuación. Fue hace cinco años cuando Ana Belén actuó por última vez con La bella Helena, una opereta de Offenbach, en una versión española de Vicente Molina Foix, dirigida por José Carlos Plaza. Y hay que remontarse a 1989 para recordar la anterior ocasión, cuando interviene en El mercader de Venecia y Hamlet de Shakespeare. 'Suelo tardar entre un espectáculo y otro', afirma. 'Siempre pienso cuando estoy cantando o haciendo cine que el teatro está ahí detrás, y que le soy absolutamente fiel, pero tomándome mi tiempo', añade.
A Ana Belén le cuesta volver a la interpretación teatral, pero antes ya de hacerse famosa con Zampo y yo ingresó en el Teatro Estudio de Madrid, animada por Miguel Narros, que lo dirigía y que se había fijado en sus aptitudes cuando trabajaba en el rodaje de esta película. 'Lo que me decide volver al teatro son los textos, como esta función. No tengo una varita mágica y ...la, la, la, ¡voy a hacer teatro!'.
'Yo estaba en un concierto de Luis Eduardo Aute y me encontré a Joaquín Hinojosa, que hace tiempo que no veía', cuenta Ana Belén. 'Y me dijo: 'Te estaba buscando porque estoy escribiendo una obra basada en entrevistas a mujeres maltratadas y una de las preguntas que les hacíamos era: ¿Cuál es la música que acompaña a tus fantasías sexuales? Y muchas nos hablaban de una canción tuya, Derroche'. La canción cuyo estribillo dice: 'Besos, ternura, qué derroche de amor, cuánta locura'.
'Joaquín me dijo que quería saber qué problemas habría para que esa canción pudieran meterla en el montaje. Y yo le dije que por mi parte ningún problema'. 'Entonces', continúa la actriz, 'me mandó el texto para que diese mi opinión. No puedo decir que la lectura me gustara, lo que leí me golpeó, me dejó noqueada'.
'Le llamé y fue cuando me preguntó si quería interpretar a María. Y aquí estoy', afirma todavía sin creerse cómo se ha hecho con el papel.
Para ella interpretar 'es un aprendizaje, pero no sólo como artista, sino personal'. Nunca ha querido hacer negocio con el teatro, considera 'un privilegio' poder trabajar con la gente a la que admira.
En este caso, todas las condiciones se daban: 'La obra, que es fantástica, el poder trabajar en La Abadía, que es un teatro muy especial, y con José Luis Gómez, con el que había hecho Hamlet y habíamos conectado muy bien...'.
'Al principio me planteé cómo iba a recibir la obra una mujer maltratada, pero luego te das cuenta de que no estás haciendo la obra para ellas, eres un espejo de estas mujeres', apunta la cantante.
La función debe ir dirigida a 'los que tienen una opinión más tibia de estos problemas'. Maltratadores hay de todas las clases sociales y de todos los lugares, 'en las sociedades más primarias y en las más exquisitas', señala. 'Por ejemplo, en la película argentina que voy a estrenar ahora con Cecilia Roth, ella recibe palizas de su marido, que es un intelectual', afirma en referencia a Antigua vida mía, filme dirigido por Héctor Oliveira.
Ana Belén considera que el mundo artístico tiene la 'obligación' de denunciar la violencia doméstica: 'Tiene que recoger lo bueno y lo malo que ocurre en la sociedad. Porque hay una parte amable, todos hemos hecho comedias, y una mala'.
Le consuela pensar que 'cada vez la sociedad está más sensibilizada y las instituciones empiezan a funcionar en su labor en defensa de las maltratadas'. 'Por lo menos no es como cuando yo era pequeña, que se hablaba de crímenes pasionales', añade.
La actriz aún recuerda los ojos verdes del novio que tenía una de sus vecinas cuando ella era niña. 'Un andaluz, guapo, rubio que resultó ser un alcohólico que cuando se casó la pegaba', rememora. 'Y en mi vecina había una aceptación de la fatalidad. Si tocaba, tocaba. Hay que luchar contra eso'.
'Tengo en mente dos películas, pero son muy proyecto todavía'. Repasa su agenda y deja claro que no está 'harta' de la música, pero si un 'poco saturada' tras una gira muy larga que finalizó en diciembre. 'Con la idea de un trabajo cumplido he llegado al final. Y ahora me he metido con Defensa de Dama, que no tiene nada que ver y para mí es como un descanso. Unas vacaciones'.
El reposo seguirá en el teatro Romea de Barcelona, donde se estrenará la obra que estará en Madrid hasta mayo.
Babelia
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