El final de una íntima enemistad
Fraga (PP) y Beiras (BNG) mantienen hoy su primera entrevista en 12 años
¿Se imaginan a Sherlock Holmes invitando a almorzar al doctor Moriarty o al capitán Acab haciendo las paces con Moby Dick?. Pues algo de eso sucederá hoy en Galicia. El antagonismo entre el presidente de la Xunta y del PP regional, Manuel Fraga, y el líder del Bloque Nacionalista Galego (BNG), Xosé Manuel Beiras, había alcanzado tal calibre que parecía el producto de alguna exageración literaria. Sus descalificaciones mutuas sobrepasaban los límites de la política para adentrarse incluso en el terreno de la salud física y mental del oponente. Un combate encarnizado al que hoy se pondrá fin alrededor de la mesa de un restaurante de Santiago de Compostela.
Por primera vez en 12 años, los archienemigos se verán a solas frente a frente. La única vez que coincidieron Manuel Fraga y Xosé Manuel Beiras desde que el fundador del PP alcanzó la presidencia de la Xunta, en 1990, tuvo que ser fuera de Galicia, durante un acto en Oporto, en el que apenas se saludaron brevemente.
Desde entonces, una especie de muro de Berlín se había levantado entre ellos. Parapetados en sus trincheras, el presidente del Gobierno gallego y el líder de la oposición en el Parlamento autonómico -título que alcanzó Beiras en 1997- no se dirigían la palabra. El choque entre dos temperamentos volcánicos y sus irreconciliables raíces ideológicas -el veterano conservador frente al irreductible marxista- pesaba más que la cortesía institucional.
El muro entre ellos cayó hace un mes, durante la sesión parlamentaria en la que Fraga fue investido por cuarta vez presidente de la Xunta de Galivia. Tras un debate cordial, el líder del PP gallego se acercó al escaño ocupado por Beiras para recoger un resumen del programa electoral del Bloque Nacionalista Galego. Anticipándose al gesto, el líder del BNG se levantó de su asiento, fue al encuentro de Manuel Fraga y el hemiciclo entero se frotó los ojos al verlos estrecharse las manos.
El fin de esta singular guerra fría se fraguó el pasado 21 de octubre, cuando las elecciones autonómicas dieron a Manuel Fraga su cuarta mayoría absoluta y dejaron al BNG y al PSOE empatados en número de escaños, aunque con una ligera ventaja de votos populares para los nacionalistas. El líder del Partido Socialista de Galicia, Emilio Pérez Touriño, se ofreció de inmediato al diálogo con Fraga, un gesto que desairó a Beiras, quien interpretó que su antiguo aliado socialista buscaba del Partido Popular el reconocimiento tácito como nuevo jefe de la oposición.
Beiras aprovechó el debate de investidura para rebajar la tensión con Fraga, quien recogió el guante al momento y lo invitó a romper el hielo 'de un modo muy gallego': delante de una buena comida.
La cita se producirá hoy en un restaurante de Santiago. Tal vez no sea el principio de una gran amistad, pero al menos pondrá fin a una tenaz e íntima enemistad.
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