El Valladolid toma oxígeno a costa del Mallorca

El en día en que Caminero regresó al sitio donde comenzó, el centro de la defensa, sirvió para que el Valladolid volviese a hacer un gol tras casi tres horas de fútbol en blanco y para que, una vez más, tomase oxígeno en una temporada que es como un ascensor, hoy arriba, mañana abajo, pasado la UEFA, al otro el descenso. Ayer sacó pretróleo de los pocos minutos en los que dominó el partido con dos goles que medio inventó Tote, resucitado también después de una fea racha. El Mallorca exhibió las bondades que le ha aportado la llegada de Kresic, pero sigue a medio cocinar, y ayer sólo funcionó desde que Ibagaza entró en el campo para dirigir la posibilidad de remontar los dos goles en contra.

Al Valladolid le cuesta saber cómo comportarse, no ha alcanzado un punto de regularidad válido para consolidar sus cosas buenas y esconder las malas. Ayer, tras un buen arranque, con gol incluido, perdió el sitio de manera estrepitosa, se lo entregó al Mallorca e inició su habitual ejercicio de confianza en la manopla de Ricardo. Se encerró tan atrás que terminó el primer tiempo al trote y persiguiendo una pelota que le era muy ajena. Todos menos Ricardo, que tuvo su habitual cuota de protagonismo, sobre todo ante Luque, con una parada portentosa después de un disparo a bocajarro. Pero el Mallorca está todavía en proceso de reconstrucción, y con un gol en frío sin Eto'O, y con el rival enlatado en su área, no estuvo en condiciones de aprovechar la desorientación del Valladolid.

La segunda mitad comenzó igual que la primera, el Valladolid dominó hasta que hizo un gol, esta vez golazo de Luis García, y después se diluyó sin más. Para entonces, Kresic ya había tomado medidas y con Carlos e Ibagaza en el césped, la orden de buscar las carencias de Caminero en la defensa se convirtió en la operación prioritaria. Así llegó el gol de Luque y el partido se desencadenó en una sucesión de ocasiones, que Eusebio zanjó con su habitual magisterio.