Los villancetes del presidente
Pues a lo que se ve, los muchachos de la oposición tampoco tienen oído, ni sensibilidad lírica, ni pajolera idea de las canciones de villano. Tantas carencias los llevó a descuartizar un año, que ya era despojo. Pero los irritó que, encima, le echara los responsos el mismísimo presidente Zaplana, en su comparecencia institucional de Canal 9. Aunque, les guste o no a sus adversarios políticos, ha sido la manera más discreta de despedirse tan solo de sus deudos y enchufados. Sin embargo, qué tunda verbal le han sacudido, en estos días de paz y eurofilia desbordante: de 'autista' y 'triunfalista', para arriba. Sólo porque se refirió, en esa intimidad de mesa camilla, en la que ha dado TVV, a ciertos impropios 'logros históricos', antes de ofrecer a los sufridos oyentes, su repertorio de villancicos o villancetes. Aunque Miguel Mazón, miembro del Consejo de Administración del ente autonómico, por el PSPV, pretenda abrumarnos con cifras considerables de una supuesta audiencia en Nochevieja. Que no se engañe: de 16.000 espectadores, nada. Y si los hubo, la mayoría estaba sumida en el sueño o el encantamiento, mientras Zaplana le daba a la matraca, con un fondo de abeto navideño. Otra cosa es que a la oposición le crispe escuchar siempre la misma murga. Pero, ¿qué quiere? Frank Sinatra se pasó décadas enteras, pegándole al Tamborilero, y el público se lo comía. De modo que si Zaplana consume toda una legislatura cantándonos, con ternura, los prodigios del Plan Hidrológico en el alumbrado del establo, de Canal 9, es algo que obedece ni siquiera al pensamiento único, si no al pensamiento perdido, aunque sus contrarios ni se lo huelan. Lo cierto es que casi nadie se percató de la presencia de Zaplana ni de Canal 9, en medio de tanto alborozo, aunque el hecho de hacerse invisible en Nochevieja, no significa que no existan. Que ahí están, para probarlo y aligerar nuestros bolsillos, el abultado endeudamiento de la Generalitat, y el déficit de 51.000 millones que acumula, año tras año, RTVV, y que la Sindicatura de Comptes ha puesto sobre la mesa. Y es que nos damos contra la mayoría absoluta, el poder absoluto, el voto, la bota, la caricatura de la democracia, el asalto a las entidades de ahorro, el fichaje de famas y mediocridades procedentes de algún rastrillo de la progresía y hasta de cierto marxismo genital venido a neoliberalismo digital.
Ante el hundimiento de Canal 9 en la pasada Nochevieja, y su turbiedad contable, el portavoz del grupo socialista, Joaquim Puig, y Miguel Mazón, han exigido el cese del director general de RTVV y de la directora de Canal 9. La oposición mayoritaria sigue teniendo el dulce encanto de la inocencia. Porque de ese carro de desperdicios camuflado de carroza, no se baja nadie. Y las sinrazones son muchas. Aunque con uno solo que hable, que hablará, el efecto dominó va a ser espectacular: cabeza sobre cabeza. Esta parafernalia no funciona gracias a ninguna presunta ideología, sino a unos más que presuntos intereses. Por eso Zaplana hizo lo que tenía que hacer: glorificarse en un discurso de fin de año, que nadie escuchó. Y eso que le dio a todos sus cantos de villano, a todos sus villancetes, que según los eruditos, son de naturaleza popular. Zaplana sí que es un solista.
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