Un autobús mata a un matrimonio en Sant Cugat
El accidente se produjo cuando el vehículo intentó sortear un coche mal aparcado
Un coche mal aparcado en una plaza del centro de Sant Cugat del Vallès (Vallès Occidental) fue el causante indirecto de una tragedia: un autobús urbano que circulaba por la plaza de Octavio se encontró de improviso con el vehículo mal estacionado; la conductora del autobús tuvo que hacer una maniobra, como consecuencia de la cual el vehículo se empotró en una tienda de electrodomésticos. En su recorrido descontrolado, el autobús atropelló y mató al matrimonio formado por Pedro Piejo y Carmen Santos, ambos de 31 años, que paseaban en aquel momento por la calle. Otras ocho personas -cuatro adultos y cuatro niños- resultaron heridas de diversa consideración.
Los hechos sucedieron ayer a las ocho de la tarde en una zona céntrica y comercial de Sant Cugat, frente al monasterio gótico de la población. El matrimonio murió casi de forma instantánea. Los ocho heridos, el estado de los cuales no reviste gravedad, fueron ingresados en el cercano Hospital General de Cataluña.
Testigos presenciales del siniestro explicaron que el autobús se vio obligado a subirse a la acera al pasar por una calle en obras, para poder sortear un coche mal aparcado. A pesar de que el autobús circulaba lentamente, la conductora perdió el control del vehículo y éste se empotró en una tienda de género textil situada en la confluencia de las calles de Latorre y Sant Medir. La conductora, que, al igual que todos los pasajeros del autobús, resultó ilesa, sufrió un ataque de nervios y no pudo explicar las causas del accidente.
En un intento de esquivar el vehículo que estaba donde no debería estar, un autobús urbano de Sant Cugat acabó estrellándose contra una tienda de electrodomésticos y dejando sin vida al joven matrimonio, que paseaba tranquilamente junto a la sombra del monumento del que más se enorgullece esta ciudad: el monasterio.
El alcalde de la población, Lluís Recoder, de Convergència i Unió, quiso dejar claro que el autobús municipal 'iba despacio' y que el accidente se produjo cuando la conductora intentó esquivar un coche mal aparcado. Un testigo presencial del trágico accidente explicó que el autobús urbano se quedó atrancado y la conductora dio más gas para intentar sacar el vehículo del atolladero. Esta acción explicaría posiblemente la posterior reacción incontrolable del vehículo público.
Los hechos se sucedieron de la siguiente manera: el autobús arrancó cuando el semáforo se puso verde -por tanto, iba despacio-, y a unos pocos metros, justo bajo la torre del monasterio, la conductora se topó con el fatídico coche mal aparcado. Su reacción fue intentar esquivar el vehículo, pero la calle es estrecha, y en la maniobra invadió la acera del lado opuesto llevándose por delante a la joven pareja y a otras ocho personas. El autobús acabó el trágico viaje estrellándose contra una tienda de electrodomésticos.
El concejal de Comercio de la localidad, Jaume Tubau, que regenta una carnicería cerca del lugar del accidente, aseguró: 'Los peatones acudieron enseguida a atender a los heridos, pero la ambulancia tardó unos 20 minutos en llegar'. Vecinos del sector insistieron en que se trata de una zona comercial muy transitada y recordaron que 'hace tiempo' que las obras están originando muchos problemas circulatorios, pero, añadieron, 'nunca hay policía controlando el tráfico'.
La pareja, Pedro Piejo y Carmen Santos, al igual que muchos otros españoles en aquella hora, hacia las ocho de la tarde, se hallaba paseando y haciendo las compras de última hora para que el día 6 nadie de su familia se quedara sin regalo. Los otros heridos se hallan fuera de peligro, aunque a última hora de ayer seguían en el hospital. Quien también ingresó en el centro hospitalario fue la conductora del autobús, víctima de un ataque de nervios.
El lugar donde se produjo el accidente es el corazón de la población, la plaza del monasterio de Sant Cugat, declarado patrimonio de la humanidad. Al igual que muchos otros lugares, la plaza está en obras. Las calles no son muy anchas y alrededor hay muchos comercios. Siempre hay vehículos por doquier, y no es nada extraño ver coches mal aparcados. El paisaje de éstos sobre la acera, o en sitios en los que dificultan el paso de otros vehículos al hacer aún más estrechas las calles, se acentúa en vísperas de fechas como Reyes, cuando todo el mundo va a comprar, a última hora, los regalos para los pequeños de la familia. El lugar, un histórico monasterio iluminado, invita al paseo.
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