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Entrevista:ROBERT KALINA | DISEÑADOR DE LOS NUEVOS BILLETES | CON EL EURO EN EL BOLSILLO

'Los tonos pastel se eligieron por seguridad'

Robert Kalina ganó en 1996 el concurso para el diseño de los billetes de euro. De 46 años, empleado del Banco Nacional de Austria, donde entró tras la obtención en 1976 de un título de grafista, ha concebido los billetes de todas las denominaciones de la moneda única.

Pregunta. Usted es el ganador del concurso organizado por el Instituto Monetario Europeo para la concepción de los billetes de euro. ¿Cuáles eran los temas propuestos a los participantes?

Respuesta. Los participantes podían elegir entre abstracto-moderno o épocas y estilos en Europa. Yo preferí el segundo. Al ilustrar el patrimonio común de Europa y recordar la historia a través de la de los estilos arquitectónicos, propuse una serie de puertas o pórticos, signos de apertura. Sobre la otra cara, los puentes, del más antiguo al más contemporáneo, expresan la idea de los lazos entre las naciones y entre los hombres.

'Las puertas o pórticos son signos de apertura. Los puentes, del más antiguo al más contemporáneo, expresan la idea de los lazos entre las naciones y los hombres'

P. ¿La ausencia de caras o siluetas humanas era obligatoria?

R. No. Estaba permitido dibujar caras o personajes, pero no debían pertenecer a figuras conocidas o fáciles de identificar. Yo fui uno de los pocos que no eligió representar personajes. De todas formas, también sabía que los dibujos se retocarían en función de las necesidades técnicas y las normas de seguridad. Para la arquitectura y los puentes, los modelos iniciales existen, pero el trabajo posterior consistió en borrar cualquier indicación que permitiera situarlos exactamente.

P. Si se observan los pórticos, se adivina en su ejemplo de estilo románico una fuerte inspiración procedente del sur de Francia.

R. No. Se encuentran ejemplos parecidos en otros países de Europa. Para los primeros bocetos me sumergí en libros de arquitectura, pero luego se retocó todo en el ordenador.

P. ¿Intentó el mismo ejercicio con figuras humanas?

R. En absoluto. Pensé que con un rostro anónimo el billete no tendría ningún valor...

P. Para las puertas del siglo XIX (hierro y cristal), y sobre todo para las del XX (aún más cristal), parece usted confuso. Sus imágenes se empobrecen y pierden toda su profundidad...

R. Es posible, pero es muy difícil encontrar un estilo moderno típico que no tenga rostro. No hay un modelo dominante en nuestra época. He querido mostrar el metal y el cristal que se utilizan hoy en día.

P. Por consiguiente, había que trazar una fachada sin relieve, mientras que las épocas anteriores están ilustradas con auténticos monumentos. Con el movimiento moderno y la Bauhaus, a este siglo no le faltan referencias arquitectónicas con carácter.

R. Sin duda, pero existía el riesgo de atribuirlas a un arquitecto o a un país concretos. Y, además, no me corresponde a mí inventar el edificio-tipo del siglo XX, yo no soy arquitecto...

P. ¿Por qué se han elegido colores pastel?

R. Por lo que a mí respecta, me gusta la diversidad de los estilos nacionales. Me gustan mucho los billetes holandeses, que tienen colores muy vivos. La elección de los pasteles se debe a criterios de seguridad, es muy difícil imitarlos.

P. Los suizos, sobre todo en la serie de Roger Pfund, utilizan colores intensos. ¿Será que se preocupan menos por la seguridad?

R. No, en absoluto; pero dan preferencia a otras claves de protección. Y la puesta a punto de sus billetes es muy larga.

P. ¿Qué sentimiento le inspira el hecho de contribuir a la moneda única?

P. Es apasionante trabajar en un momento histórico como éste. Creo sinceramente que a los europeos les interesa acercarse, y la moneda puede ayudar. Desde 1997, nuestro trabajo ha sido objeto de numerosas discusiones, pero sigue siendo también un proceso muy protegido, confidencial. Yo he viajado mucho con ocasión de la impresión de los billetes: a Francfort, por supuesto, y a una decena de imprentas en Europa, donde se han fabricado los billetes. Había que armonizar el producto final.

P. ¿Podría haber matices?

R. Mínimos, evidentemente, y no perceptibles por un ojo no profesional.

© Le MondeRobert Kalina ganó en 1996 el concurso para el diseño de los billetes de euro. De 46 años, empleado del Banco Nacional de Austria, donde entró tras la obtención en 1976 de un título de grafista, ha concebido los billetes de todas las denominaciones de la moneda única.

Pregunta. Usted es el ganador del concurso organizado por el Instituto Monetario Europeo para la concepción de los billetes de euro. ¿Cuáles eran los temas propuestos a los participantes?

Respuesta. Los participantes podían elegir entre abstracto-moderno o épocas y estilos en Europa. Yo preferí el segundo. Al ilustrar el patrimonio común de Europa y recordar la historia a través de la de los estilos arquitectónicos, propuse una serie de puertas o pórticos, signos de apertura. Sobre la otra cara, los puentes, del más antiguo al más contemporáneo, expresan la idea de los lazos entre las naciones y entre los hombres.

P. ¿La ausencia de caras o siluetas humanas era obligatoria?

R. No. Estaba permitido dibujar caras o personajes, pero no debían pertenecer a figuras conocidas o fáciles de identificar. Yo fui uno de los pocos que no eligió representar personajes. De todas formas, también sabía que los dibujos se retocarían en función de las necesidades técnicas y las normas de seguridad. Para la arquitectura y los puentes, los modelos iniciales existen, pero el trabajo posterior consistió en borrar cualquier indicación que permitiera situarlos exactamente.

P. Si se observan los pórticos, se adivina en su ejemplo de estilo románico una fuerte inspiración procedente del sur de Francia.

R. No. Se encuentran ejemplos parecidos en otros países de Europa. Para los primeros bocetos me sumergí en libros de arquitectura, pero luego se retocó todo en el ordenador.

P. ¿Intentó el mismo ejercicio con figuras humanas?

R. En absoluto. Pensé que con un rostro anónimo el billete no tendría ningún valor...

P. Para las puertas del siglo XIX (hierro y cristal), y sobre todo para las del XX (aún más cristal), parece usted confuso. Sus imágenes se empobrecen y pierden toda su profundidad...

R. Es posible, pero es muy difícil encontrar un estilo moderno típico que no tenga rostro. No hay un modelo dominante en nuestra época. He querido mostrar el metal y el cristal que se utilizan hoy en día.

P. Por consiguiente, había que trazar una fachada sin relieve, mientras que las épocas anteriores están ilustradas con auténticos monumentos. Con el movimiento moderno y la Bauhaus, a este siglo no le faltan referencias arquitectónicas con carácter.

R. Sin duda, pero existía el riesgo de atribuirlas a un arquitecto o a un país concretos. Y, además, no me corresponde a mí inventar el edificio-tipo del siglo XX, yo no soy arquitecto...

P. ¿Por qué se han elegido colores pastel?

R. Por lo que a mí respecta, me gusta la diversidad de los estilos nacionales. Me gustan mucho los billetes holandeses, que tienen colores muy vivos. La elección de los pasteles se debe a criterios de seguridad, es muy difícil imitarlos.

P. Los suizos, sobre todo en la serie de Roger Pfund, utilizan colores intensos. ¿Será que se preocupan menos por la seguridad?

R. No, en absoluto; pero dan preferencia a otras claves de protección. Y la puesta a punto de sus billetes es muy larga.

P. ¿Qué sentimiento le inspira el hecho de contribuir a la moneda única?

P. Es apasionante trabajar en un momento histórico como éste. Creo sinceramente que a los europeos les interesa acercarse, y la moneda puede ayudar. Desde 1997, nuestro trabajo ha sido objeto de numerosas discusiones, pero sigue siendo también un proceso muy protegido, confidencial. Yo he viajado mucho con ocasión de la impresión de los billetes: a Francfort, por supuesto, y a una decena de imprentas en Europa, donde se han fabricado los billetes. Había que armonizar el producto final.

P. ¿Podría haber matices?

R. Mínimos, evidentemente, y no perceptibles por un ojo no profesional.

© Le Monde

Kalina muestra sus diseños para los billetes en euros, en diciembre de 1996.
Kalina muestra sus diseños para los billetes en euros, en diciembre de 1996.REUTERS

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