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Entrevista:La Ribot

'Mi obra parte del desnudo y el silencio'

La Ribot (Madrid, 1962) se ha mantenido en un lugar indeterminado entre la danza contemporánea, el teatro y el performance. Bailarina y coreógrafa, premio Nacional de Danza en 2000, es una de las artistas que ha cultivado con mayor libertad la hibridación de las artes. 'Ése es el territorio que me gusta, en el que me siento cómoda. Siento que puedo cambiar cosas, tomar decisiones', afirma desde su estudio en Londres. La Ribot inicia el 2 de enero una serie de presentaciones en la galería Soledad Lorenzo de Madrid (Orfila, 5, previa reserva) hasta el día 12. Es la primera vez que se le brinda el espacio de una galería de arte privada para presentar sus piezas.

PREGUNTA. ¿Piensa que el desarrollo de su obra en el espacio requiere algo que no se consigue en un escenario de teatro más convencional?

RESPUESTA. Mi trabajo parte de un proceso largo. Yo me eduqué como bailarina y con el tiempo fui descubriendo que el mundo de la danza no me daba todo lo que deseaba. Yo necesito establecer un diálogo con otras disciplinas o lenguajes y así fui encontrando otros expresiones que no imaginaba. Desde 1993 trabajo en lo que llamo Piezas distinguidas. La idea inicial fue hacer 100 piezas a lo largo de mi vida. Voy por la número 34. Estos espectáculos/exposiciones o serie de piezas las ordeno para poder mostrarlas en una sola presentación. Llevo hechas tres series en total. La que presento ahora es la última, que se titula Still distinguished. Es el conjunto de obras que más juega en territorio de nadie: no es visual art, no es danza o puede ser de todo. Aunque en vez de decir lo que no es, quizá sea más inteligente decir que es de todo. Este trabajo depende muchísimo de quién lo mira y quién lo interpreta. Llega un momento en que no me puedo definir o clasificar más porque veo que cambia muchísimo de acuerdo a cada punto de vista.

P. ¿Es distinta la actitud del público que va a un teatro que el que va a una galería a ver estas piezas?

R. A lo largo de estos ocho años he estado presentando las Piezas distinguidas en muy diferentes contextos: festivales de teatro, de danza, en teatros dentro de festivales de mimo, en galerías de arte. A lo largo de estos años me he dado cuenta de que varía muchísimo la reacción de acuerdo al contexto donde se presenta. Por otro lado, y sin ser muy tajante, diría que el público del teatro y de la danza suele ser más pasivo, está a la espera, quiere que le den. El público del arte visual busca más, da un paso adelante para descubrir las cosas. Son intelectualmente más activos. Aunque he visto que últimamente el público de la danza está cambiando. Hay muchos coreógrafos que estamos trabajando en esos territorios más ambiguos y hacemos reaccionar al público.

P. En algún momento planteó que estas piezas se pudieran vender como obras de arte.

R. Cuando empecé con las Piezas distinguidas me di cuenta de que debía reducir al mínimo la escala en la que estaba trabajando, buscar también la instantaneidad, algo muy rápido que pudiera manejar con mis manos, que fuera una producción pequeña, muy barata, que fuera un solo, sin bailarines. Una propuesta muy esencial y que mostrara de inmediato el resultado de la idea. Aparte de esto tenía que inventar la forma de venderlas. Planteé que esas piezas serían obras de arte que podrían venderse y me convertí en mi galerista. Se vendía el momento, y a quien compraba esa Pieza distinguida se le llamaba propietario distinguido. Una especie de mecenas o de persona que entra en el juego. Es alguien que te apoya y cree en ti. Cada uno interpreta esa propiedad de forma distinta. Algunos piensan que como se trata de un trabajo realizado en completa soledad, necesito a alguien que lo respalde, otros lo entienden como mecenazgo o inversión.

P. ¿Le ha interesado el desarrollo del performance o ha seguido su propia línea a partir del lenguaje dancístico contemporáneo?

R. He seguido mi propia línea. Indudablemente uno lee, ve, escucha, observa y es parte de la vida contemporánea. Pero no tengo grandes maestros o referencias. Por ejemplo, toda esta idea de las Piezas distinguidas, que no son tangibles, está muy basada en el Piero Mazzoni que firmaba parte del cuerpo o Klein. Debo tener muchísimas influencias pero no soy consciente de ellas.

P. ¿Qué tendencia plástica le resulta más cercana: el expresionismo, lo conceptual, el minimal?

R. No creo ser para nada expresionista. Estas piezas están más cerca del conceptualismo.

P. Lo decía por la importancia que le da al gesto en su trabajo.

R. Es que en estas piezas la importancia del gesto se lleva al límite de la cotidianidad. Casi no hay gesto en el sentido expresivo, aunque hay muchas actitudes que se distinguen con el gesto. No es expresionista para nada. En algunas no hay ni siquiera movimiento.

P. ¿Qué papel tiene la música en su obra actual?

R. Yo parto del desnudo y del silencio. A partir de eso se me pega una canción, un objeto o un texto. Pero al principio, en mi estudio, está el silencio. Sólo el silencio.

P. ¿Sigue encontrando en el desnudo suficientes registros significativos para sus obras?

R. Creo que el desnudo es grande. Su amplitud está en lo mucho que se puede decir con él. Es la forma más vulnerable y la más abierta en que me puedo presentar, la más pura. Sé que políticamente una mujer desnuda puede tener muchos significados, para algunos es una agresión. Pero creo que nunca se fija lo que es un desnudo y por eso me interesa. A mí me parece que es muy puro y que no impone por eso, también, la visión provocadora del desnudo no deja de tener cierta fascinación. Algo que viene de una naturaleza pura, neutra y pacífica puede llegar a provocar, es una paradoja. En estas piezas llega un momento en el que el desnudo desaparece, procuro cierta transparencia del cuerpo. Me interesa llegar a esa transparencia en la que ya no existo más.

La Ribot durante una de sus 'Piezas distinguidas'
La Ribot durante una de sus 'Piezas distinguidas'MANUEL VASON

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