El 'oso de peluche' de AOL
Ha sido una sorpresa para casi todo el mundo, pero el nombramiento de Richard Parsons como nuevo presidente de AOL Time Warner confirma las sospechas de que la vieja economía se ha hecho con el mando de la primera compañía de medios del mundo. AOL fue quien compró Time Warner hace casi un año, apoyándose en su estratosférica cotización bursátil (26 billones de pesetas frente a los 15 billones de Time Warner), pero es esta última la que gestiona la empresa fusionada, ahora que los tiempos son mucho más difíciles.
AOL Time Warner ha sido, desde el principio, un extraño monstruo bicéfalo, con un presidente común, Gerald Levin, y dos consejeros delegados de caracteres y perfiles completamente distintos. Robert Pittman es un joven y carismático hijo de la generación puntocom -proviene de AOL-; Richard Parsons, diplomático y calmado, es el antiguo presidente de Time Warner. La bicefalia respondía a una situación real. En AOL Time Warner sigue habiendo claramente dos equipos, formados por los ex empleados de la propia AOL -más jóvenes, contrarios a la planificación y alérgicos a la burocracia- y los de Time Warner, teóricamente mejor preparados para la gestión de un gigante de 40.000 millones de dólares de facturación (unos 7,4 billones de pesetas) y unos 80.000 empleados.
Los empleados de Time Warner acusan a los de AOL de prepotencia y desorganización, y los de la compañía de Internet tachan a los de la empresa de medios de acomodaticios y carcas. La situación se mantuvo más o menos equilibrada hasta que, hace dos semanas, Gerald Levin, de 62 años, anunciaba su jubilación. Todas las apuestas apuntaron entonces a Robert Pittman para sucederle, pero la balanza se ha decantado, finalmente, por Parsons, de 53 años y el preferido de analistas e inversores, que destacan su talante conciliador y su amabilidad. 'Es como un gran oso de peluche', ha dicho uno de ellos a The Wall Street Journal. Parsons, que es uno de los pocos negros que presiden una compañía del Fortune 500, nació en el barrio neoyorquino de Brooklyn. Licenciado en Derecho, ha sido políticamente muy activo, siempre en el bando republicano -trabajó para el ex presidente Gerald Ford y es asesor de George W. Bush en temas relacionados con la seguridad social-. Hasta ahora, nadie dice nada negativo de él, y se destaca su talante para el diálogo, su capacidad de escucha y su sensibilidad y permeabilidad a las críticas. Reconoce que llegó a perder 18 kilos porque alguien le llamó 'barrigón'.
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