El Deportivo recobra la salud
Guiado por un soberano Valerón, el conjunto coruñés derrota con autoridad al Betis
El Deportivo confirmó anoche que ha recobrado la salud. Ya se había intuido en los dos últimos encuentros y anoche se confirmó plenamente. Guiado por Valerón, que ha superado su nostalgia de las últimas semanas, el Depor agarró la pelota, se puso a jugarla, marcó muy pronto y ya no se dejó sorprender. El Betis no transmitió malas vibraciones, pero, incapaz de sobreponerse al gol inicial, su ejercicio se quedó en un simple esbozo. A la espera de la jornada de mañana, el Depor regresa provisionalmente al liderato.
Nada guía mejor al Deportivo que la brújula de Valerón, ese futbolista que tanto irrita como fascina, ese chico de aire estoico como un monje tibetano, que parece indefenso ante los rigores del fútbol y transmite la sensación de que le falta un gramo de maldad para triunfar en un mundo salvaje y competitivo. Un tipo de apariencia desvalida que es uno de los jugadores más clarividentes y con mayor capacidad para tejer asociaciones sobre el campo que tenemos en nuestro fútbol. Le pierde su inconstancia, esa incapacidad para prolongar las rachas que, por ejemplo, le hundió en un gris anonimato durante las últimas semanas tras un comienzo de temporada que parecía haber rescatado su mejor versión. Cuando ya parece que se ha ido, el canario siempre acaba volviendo, para fortuna de un Depor que andaba atribulado desde que su más exquisito centrocampista se fue de excursión por la inopia.
DEPORTIVO 2| BETIS 0
Deportivo: Molina; Héctor, Donato, Naybet, Capdevilla; Sergio, Duscher, Valerón (Djorovic, m. 87), Fran; Makaay (Pandiani, m. 78) y Diego Tristán (Víctor, m. 67). Betis: Prats; Varela, Rivas, Filipescu, Luis Fernández; Cañas (Calado, m. 60), Ito (Gudjonsson, m. 61), Capi (Amato, m. 80), Denilson; Benjamín y Joao Tomás. Goles: 1-0. M. 7. Fran recibe en la izquierda y mete a ese vértice del área donde el Betis había dejado solo a Makaay, quien marca de tiro cruzado por entre las piernas del portero. 2-0. M. 73. Sergio abre a la derecha hacia Víctor y, siguiendo la jugada, se mete en el área y recoge el centro cabeceando a gol. Árbitro: Carmona Méndez. Amonestó a Luis Fernández, Rivas, Ito, Denilson y Benjamín. 25.000 espectadores en Riazor.
Valerón es de esa clase de futbolistas capaces de impregnar con su estilo a todo un equipo. Si él toma la brújula, ya podemos aventurar lo que va a suceder. Empieza a tocarla por aquí y por allá, abriendo a un costado y a otro, buscando algún hueco libre por el centro, y alrededor de ese eje empieza a girar una noria de paredes, ayudas y desmarques. Sobre todo, si tiene junto a él a gente que sabe interpretar el mismo tipo de juego. Gente, en fin, como Sergio, Duscher, Fran, Makaay o Tristán.
Anoche tenía ganas de desempolvar la batuta y, en cuanto la exhibió, se afinaron de pronto todos los instrumentos y salió música celestial: el balón transitaba de una bota a otra ocho, nueve, diez veces, siempre bien dirigido, siempre con una intención clara y precisa. A ese fino tejer del Deportivo contribuyó el madrugón que se pegó el primer gol, que no tardó más de siete minutos en caer, gracias a una mezcla entre la gentileza del Betis, que dejó a Makaay solo en el área, y a la solvencia del delantero holandés, que burló la salida de Prats con un tiro raso por el medio de las piernas del portero. Agujereado el Betis desde tan pronto, el Deportivo se entregó a las armonías trazadas por Valerón.
El Betis había comparecido con bastante buena pinta: un grupo de impecable estructura, armado de atrás hacia delante, pero siempre dispuesto, cuando las circunstancias lo permitían, a irse hacia arriba sacando el balón con limpieza. Su problema fue que concedió un gol demasiado pronto y que eso insufló confianza a su rival. Cuando el Deportivo se recreó más en sus caricias al balón, el Betis anduvo desaparecido. Hasta que el cuadro de Irureta empezó a enredarse demasiado en su trajín con la pelota, a Valerón le atacaron las imprecisiones y el Depor cayó en el vicio del juego horizontal. Ahí apareció el Betis, en el tramo final de la primera parte, con alguna arrancada del discreto Denilson, algún pase de Capi o alguna acometida del grandullón Joao Tomás, para sacar al Deportivo de su recreo. Por un momento, el Betis presentó su candidatura al gol, que tuvo muy cerca Joao Tomás tras un fallo defensivo de los locales. Pero, a pesar de ese error, la zaga de Irureta dio muestras de haber superado la catástrofe en la que se debatía desde hace tiempo y permitió al equipo resistir en el instante más delicado.
La jerarquía se restableció en el segundo tiempo. Aunque el Deportivo cedió algo más la iniciativa al Betis, el choque siempre pareció gobernado por los de Irureta. Tristán volvió a mostrar en un par de ocasiones su reciente pelea con el gol, hasta que finalmente llegó la bella combinación entre Sergio y Víctor que culminó el primero con un magnífico cabezazo, la prueba definitiva de que, por ahora, el Deportivo ha superado los achaques.
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