El precio de la electricidad
En el pasado hemos recibido cartas de la compañía eléctrica en las que señalaba que había bajado el precio de la corriente. Era verdad: al principio hubo un descenso del 5%. Claro que no pudimos disfrutarlo mucho porque se añadió un impuesto del 4,98%. ¿Para qué era ese impuesto? Pues para pagarles a esas mismas eléctricas unos llamados 'costes de transición a la competencia'.
Años después, no tenemos elección a la hora de contratar suministro eléctrico. Hemos comprobado cómo se han gastado esos dineros en transitar hacia la incompetencia. Un camino que otras empresas han recorrido sin gastarse un duro, por cierto. ¿Cómo se las han arreglado para cobrar por llegar a ser un desastre? Es verdaderamente admirable. A eso hay que añadir la desfachatez de pedir una subida de tarifas para pagar multas, hasta ahora sólo hipotéticas, por sus incumplimientos. Si les sale bien, su director podrá colgarse otra medalla de tamaño folio. ¿Qué otra empresa habría conseguido que sus clientes paguen las multas por perjuicios causados a esos mismos clientes? Nuestra admiración crecerá tanto como nuestra preocupación: ¿cómo vamos a reclamar que nos paguen los daños que nos causan, si luego nos subirán la tarifa para hacerlo?
