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'Una entidad financiera no debe plantear pulsos a ningún gobierno'

Pregunta. Usted fue consejero de El Monte hasta hace año y medio; conoció desde dentro el nacimiento del conflicto con la Junta y ha vivido su desenlace desde fuera, ¿cuál es su impresión?

Respuesta. Realmente no viví el conflicto. Tuve la suerte de salir de la caja justo cuando se estaban desenvainando las espadas. Mi último Consejo, en el que presenté mi renuncia por mi nombramiento como secretario general de Desarrollo Tecnológico, fue el 21 de junio de 2000. Ese mismo día, se celebró una Asamblea en la que se rechazó la adaptación de estatutos a la nueva ley. Ése es el inicio de la guerra; lo que había habido hasta entonces, durante la tramitación de la nueva ley de Cajas fueron sólo escaramuzas. Ese rechazo fue el primer acto bélico. Y que una asamblea se niegue a aplicar una ley emanada del Parlamento de Andalucía es, desde luego, un rechazo duro, algo impensable.

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P. ¿Esperaba este desenlace?

R. El proceso he intentado verlo con cierta distancia, pero el hecho de que una entidad financiera esté permanentemente en los medios de comunicación y además por asuntos no financieros, no me parece correcto, eso ha deteriorado la imagen de marca de El Monte como entidad líder por su rendimiento económico. ¿El cierre de la crisis? Pues a mí me ha pillado tan de improviso seguramente como al propio Beneroso. Supongo que Isidoro, hasta bien entrada la semana pasada, estaba convencido de que iba a seguir siendo presidente. Y yo pensaba que si Isidoro repetía como presidente la relación con el Gobierno andaluz se hubiese complicado mucho.

P. ¿Le ha sorprendido hasta donde se llevó el pulso?

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R. Ahí ha habido un exceso. Los máximos responsables de una entidad financiera no deben plantear pulsos a ningún gobierno, hay otras fórmulas para llegar a acuerdos, a consensos. Creo que es el único caso en el sector financiero en el que se ha visto un pulso de los dos presidentes en contra de un gobierno.

P. ¿Qué razones pueden llevar a mantener un pulso de este tipo?

R. No sé, no sé. Yo creo que Isidoro llega un momento en el que quizás olvida por qué él ha llegado a ocupar el lugar que ocupaba y en ese mismo instante, empieza a pensar que la caja es suya, es el planteamiento que subyace en todo este conflicto.

P. ¿Un presidente le debe fidelidad a quién le pone en el cargo?

R. Fidelidad, no, pero lealtad sí. Yo, por ejemplo, vengo aquí a tratar de cumplir un compromiso, como hombre de consenso entre los firmantes del pacto.

P. Ha dicho que quiere reunirse con Isidoro Beneroso.

R. Me gustaría hablar con él. No me he reunido aún, no ha habido llamadas. Con Isidoro hice una buena relación personal. Cuando me fui del Consejo, agradeció mi participación, aún en la discrepancia. En este año y medio no he podido hablar mucho con él. En alguna ocasión si le he comentado que su actitud no era del todo buena, pero un comentario más de amigo que otra cosa.

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