Alexandr Volodin, dramaturgo
Alexandr Volodin, autor de famosas piezas de teatro, falleció en San Petersburgo a los 82 años de edad. Volodin probablemente es el mejor dramaturgo ruso de la segunda mitad del siglo XX. Sus obras fueron puestas en escena por excelentes directores como Oleg Yefrémov, Gueorgui Tovstonógov o Anatoli Efrós, y muchas, llevadas al cine. Elem Klímov filmó en 1965 Las aventuras del dentista, que el régimen soviético no dejó mostrar; Serguéi Guerásimov, Hijas-madres; Nikita Mijalkov, Las cinco tardes, y Gueorgui Danelia, Maratón otoñal.
Santo para muchos, Volodin se distinguía por su sencillez y humildad, por su amor a las mujeres y al alcohol, por su valentía. 'Todas mis piezas, desde la primera, fueron sistemáticamente criticadas', recuerda Volodin en el capítulo Agradecimiento a mis enemigos de su libro Notas optimistas. El régimen soviético lo acusó de calumnia, tergiversación de la realidad y pesimismo, y sus dramas-parábolas durante muchos años no pudieron ser puestos en escena. En sus Notas de un hombre borracho recuerda que su pieza El nombramiento la prohibieron porque 'mete cuña entre el Gobierno y el pueblo', y la película Las aventuras de un dentista, por su peligroso mensaje, a saber, que la sociedad es responsable por el individuo. A pesar de todas las dificultades, sus obras llegaban, al fin y al cabo, al público, convirtiéndose en auténticos acontecimientos culturales.
Volodin había nacido en 1919 en Minsk, capital de Bielorrusia; combatió en la Segunda Guerra Mundial, fue herido y después estudió en el Instituto Estatal de Cine. Su apellido era Lifschitz y adoptó el seudónimo adaptando el nombre de su hijo Volodia.
