Felipe de Borbón y Eva Sannum
Que la ruptura entre el príncipe Felipe y Eva Sannum ha sido decidida 'libremente y de mutuo acuerdo' puede ser creíble. Pero qué duda cabe de que las presiones de la sociedad española y de algunos cronistas especializados, empeñados en que la relación no prosperase, ha forzado este desenlace.
Se suele admirar el comportamiento de la familia real actuando como personas normales: la de ir a trabajar, con sus hijos, divirtiéndose... Pero lo ocurrido demuestra que en el fondo les prohibimos comportarse con tal naturalidad. He aquí la hipocresía española.
Ésta ha sido una relación perseguida por los medios de comunicación y juzgada por la opinión pública. Ha sido sometida a votaciones televisadas cuyos resultados podrían ser un indicador del nivel de evolución de la mentalidad española y de lo lejos que todavía estamos de los valores existentes en otros países, en los que el respeto a la intimidad y a las personas se sitúan en otras latitudes.
¿Quién puede asegurar que Eva Sannum no podría haber sido una buena reina para los españoles? Siempre nos quedaremos con la duda.
De momento sólo sabemos que en España los prejuicios pesan mucho, y la falta de confianza, más. Tan sólo me remito a una frase que no es mía: 'Si tenemos la confianza de que el Príncipe está preparado para ser un buen rey, tenemos que confiar en que sabrá elegir a la reina de los españoles'.- Luis Lozano Gómez. Barcelona
La actitud del Príncipe ante su relación con Eva Sannum no es más que el reflejo del estancamiento de la sociedad española. Ante un cambio de aires con olor a modernidad europea, los españoles quieren alguien con quien identificarse, prefiriendo una chica de buena clase social, educada y discreta a alguien que aporte nuevos estilos de vida, llevándonos así a la igualdad con Europa.
Un príncipe como el nuestro, cultivado, sencillo y moderno, va a tener que resignarse a una boda con una mujer que convenza. Debe casarse con quien quiera y... deba ¿Cuál es ese deber según la sociedad española?-
Me parece que Felipe de Borbón está en su perfecto derecho de romper sus relaciones con la noruega Eva Sannum si lo ha decidido libremente. No obstante, como ciudadano español, albergo el temor de que el Príncipe de Asturias no ha sido libre. Es decir, que las presiones ejercidas por quienes desean una monarquía a la medida de la burguesía, donde sólo los valores aceptados para perpetuar su clase y estirpe quedaran garantizados, han llevado al heredero del trono a renunciar a una boda por amor. En espera de otra mujer que al menos cumpla las apariencias burguesas y quizás por añadidura hasta pudiera estar enamorado.
Simplemente los rumores de que la modelo noruega estuviera recibiendo clases de religión católica con fines de la homologación con las más reclacitrantes ideas ajenas a las exigencias consititucionales me han hecho temer lo peor. La familia real, como cualquier familia española, no tiene que ser católica para integrar la institución monárquica. Si este temor se confirma, estaríamos ante la presión de la derecha católica que más daño ha hecho a nuestro país y lamentaría que el futuro rey de españa fuera también víctima de su perversa forma de encorsetar la figura de la reina a su gusto y medida.
Una influencia burguesa, rancia y de monárquicos trasnochados no ayuda a que la consolidación de la monarquía sea una realidad. El Príncipe de Asturias ha puesto su mirada en el norte de Europa, pero en su país le han obligado a que mire a los Reyes Católicos.-
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