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Columna
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Candidata

El dios Aznar bendijo y predestinó a su bien amado hijo político, Arenas, para prorrogar su carrera política en Madrid. Ratificará el congreso del PP o lo que sea en enero. Arenas se quitó una pena muy jonda. No puedo vivir sin ti, Andalucía, tierra mía, pero déjame que me solease contigo los fines de semana. A ciertas edades, ya sabes, que dar el coñazo tiene que tener su tiempo.

Bendecido Arenas, lo lógico era y es que la señora Martínez fuera aupada a los altares como candidata, nada de in pectore, sino con todas las bendiciones. Y no han sido pocas, pardiez. Nunca hubo tal unanimidad para que la señora Martínez siente sus reales en San Telmo. Sus compañeros de partido en Andalucía, al máximo nivel, se sienten felices, eufóricos, exultantes y se comerán los mantecados más contentos que unas pascuas. Con tal tropa empujando, alentando y la permanente cara de cabreo de la señora Martínez y del señor Sanz, San Telmo debe estar a tiro de piedra.

Y todo esto se cuece dentro de la monumental bronca levantada en el Parlamento andaluz por el caso de los espías. Si no fuera porque lo peor aún está por venir, habría que arremangarse los machos, taparse la nariz y encomendarse a los especialistas, que los hay, para huir de tanta bajeza. El juez desmonta y archiva el supuesto caso de espionaje al presidente de la Caja San Fernando y la señora Martínez y el señor Sanz deciden mantenella y no enmedalla, llevando a los parlamentarios populares, menudo papelón el que tienen que aguantar algunos, a mantener el tipo. La señora Martínez es puro y crispado lamento, como con la sensibilidad que caracteriza al fotógrafo de esta casa, García Cordero, la cazó en la imagen que abría la edición andaluza de ayer. La candidata del PP no parecía estar en el Parlamento, sino instalada en el lamento.

Los estrategas, mentores y mediáticos asesores áulicos de la señora Martínez y el señor Sanz tienen trabajo por delante. Es posible que el 'váyase señor González' abriera el camino de La Moncloa al señor Aznar, pero es bastante dudoso que el palacio de San Telmo esté al alcance de la montaraz Martínez de seguir por este camino.

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