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La sombra de la dictadura bolivariana

Un paro de empresarios es un aval para cualquier revolucionario', celebró el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ante la huelga general convocada para mañana, lunes. El comandante de paracaidistas que lideró el frustrado golpe del 4 de febrero de 1992 contra el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez (AD) disfruta de un cómodo control parlamentario, pero afronta una sublevación social de consecuencias imprevisibles de concretarse en el futuro la huelga general y la desobediencia civil amagadas por Carlos Ortega, el jefe de la Confederación de Trabajadores y otros grupos. Recordando el derrocamiento a cañonazos del socialista Salvador Allende en Chile, el presidente venezolano señaló: 'Aquí los cañones son propiedad del comandante, y la revolución está armada de verdad', en previsión de que alguien atente contra su mandato.

El modelo revolucionario impuesto por Chávez es cada día más intervencionista y antidemocrático. Las protestas empiezan a ser mayoritarias

Las fisuras parecen ciertas en los cuarteles de Venezuela, a juzgar por las filtraciones originadas en su seno sobre descontentos y súbitos enriquecimientos entre los generales del Plan Bolívar 2000, programa de obras sociales dirigido por jefes castrenses.

'Creo que las evidencias que he presentado, los cheques, son contundentes', señaló Patricia Poleo, premio de Periodismo Rey de España. Pero el ejército ha sido el gran beneficiario de la revolución, al recibir presupuestos, salarios, aguinaldos y otras prebendas, y no aparece el general dispuesto a cargar con los previsibles muertos de una asonada incierta.

'No tengo la percepción de un golpe militar. En este país hay mucho deseo tomado por realidad', manifestó el ex guerrillero Teodoro Petkoff, director del diario opositor Tal Cual. Tampoco los empresarios son una piña, y el Gobierno administra premios y castigos, subvenciones, impuestos, o políticas monetarias para evitar que lo sean. Lejos de la aconsejada moderación y consenso en el diseño de las políticas de Estado, Chávez pasó de forma expedita de las palabras a los hechos y a un capitalismo de Estado con el campanazo de los 49 decretos leyes, la espoleta del paro de hoy.

'No queremos que Chávez caiga. Sólo buscamos una vía de actuación más concertada, una rectificación clara', asegura el economista Pedro Carmona, presidente de la Federación de Cámaras de Venezuela (Fedecámaras). La protección de la propiedad privada se ha debilitado en Venezuela, según afirman fuentes diplomáticas y analistas económicos, y la irreductible controversia, la permanente agitación, las maldiciones e insultos cruzados entre el presidente y la oposición multiplican la sensación de incertidumbre económica y desgobierno. 'Sabíamos que el parto de la justicia social en este país, donde los partidos y sus sindicatos, los empresarios parásitos y los funcionarios han robado durante 40 años, necesariamente sería doloroso', dicen portavoces oficiales.

A casi tres años de la investidura del presidente, la calle pertenece a las agresivas falanges gubernamentales, aunque progresivamente desafiadas por el extremismo opositor. Y la alianza de izquierdas que sustentó la coalición oficial registra fragmentaciones graves porque la disidencia imputa a Chávez una dirección cuartelera. El Movimiento al Socialismo (MAS) y varios dirigentes de Patria Para Todos (PPT) se alejaron bruscamente de la alianza en el poder, aunque empujados, de hecho, por el presidente y su entorno. El chavista Movimiento Quinta República (MVR) afianzó así su hegemonía. 'Él no puede tolerar las críticas', dijo Felipe Mújica, presidente del MAS.

Factor de división

El ex presidente democristiano Luis Herrera Campins (1979-1984) achaca a Chávez haberse constituido voluntariamente en factor de división, 'molestando sector por sector, como si quisiera impedir el entendimiento armónico de todos los venezolanos'. Politizado el país, siempre en ascuas, la principal central obrera derrotó ampliamente al candidato del sindicalismo oficial en las elecciones de octubre, y hoy marcha con la patronal y contra el enemigo común: el oficial, que en 1982 comenzó a conspirar en los regimientos contra la corrupta alternancia en el poder durante cuatro decenios de los partidos tradicionales: Acción Democrática (AD) y COPEI, democristiano, demolidos en las urnas.

Dos años después de su triunfo en las presidenciales de 1998, la nueva Constitución fue aprobada en referéndum. Con ella nacieron unas instituciones a la medida del visionario que forzó su alumbramiento en una Asamblea Constituyente dotada de poderes originarios. Sin contemplaciones, arrasó con las viejas estructuras. Pero la economía no acaba de despegar, evoluciona a la baja, y esa tendencia alimenta a una oposición dispuesta a tomar las calles.

'La actual política desanima a la inversión nacional y extranjera en tiempos en que caen los precios del petróleo', señaló Ortega, un sindicalista procedente de la central que en el pasado forjó turbias alianzas con el finiquitado bipartidismo (1958-1999).

La Iglesia, los dueños y firmas de los principales medios de comunicación, clase media y profesionales, en suma los grupos sociales más influyentes de Venezuela, completan la pinza contra un Ejecutivo que acusa su presión. Gobernar al margen de esos sectores no parece factible, opina el analista Felipe Sierra, sin acentuar lo evidente: la creciente presencia de mandos castrenses precariamente preparados en despachos y funciones que corresponderían a expertos civiles. 'Y las esperanzas populares también se marchitan', agrega. 'Las audacias tercermundistas son cada vez menos viables en una nueva correlación internacional de fuerzas'.

Supuestos maquinadores

El gobernante dice conocer la existencia de conspiraciones porque su espionaje escruta a diario los cenáculos de los supuestos maquinadores.

También los venezolanos padecen una convulsionada polarización. Hugo Chávez, de 47 años, fue reelecto en julio de 2000, con el 60% de los votos emitidos. Ya había triunfado sobradamente en otras seis consultas. Pero su popularidad ha descendido, a caballo de una gestión materialmente infecunda, hasta por debajo del 50%; pierde hasta el 30% de los apoyos de su electorado habitual en función de las preguntas efectuadas, según las encuestas. 'El Gobierno piensa que es más fuerte de lo que es y la oposición cree que está más débil de lo que está', resume Luis V. León, director de Datanálisis.

No pocos venezolanos avizoran la preparación de un sistema totalitario, policiaco, con tentáculos sobre el mundo de la educación y los libros de texto. 'Cada vez son más los organismos estatales autorizados para inmiscuirse en la vida privada de los ciudadanos', sostiene el comentarista Hernán Carrera. El presidente permanece ligado a un proyecto justiciero incapaz, hasta ahora, de crear la riqueza y el bienestar anhelado por los compatriotas desheredados, el 80% de los 24 millones de venezolanos.

José Chaurían, portavoz de los vendedores ambulantes que han invadido las principales avenidas de Caracas y son incondicionales del proceso, reclama a los empresarios un modelo acorde con las necesidades de la sociedad en la que viven. Nada de liberalismo a ultranza. El Estado debe corregir y meter en cintura a la patronal parásita, cuyo principal mérito, acusa el oficialismo, fue ordeñar la teta petrolera. 'El capital privado debe invertir en el desarrollo de Venezuela, y no sacar sus capitales al exterior', señala Chaurían.

Quienes le rodean y despotrican contra 'el paro de los ricos' de hoy, recuerdan que el bipartidismo despilfarró en los últimos 27 años de su historia los casi 350.000 millones de dólares en ingresos petroleros, y poco más de cien familias de la plutocracia desviaron hacia cuentas de Miami o Suiza miles de millones fraudulentamente adquiridos. La vieja oligarquía, argumenta a diario Chávez, se adueñó de tierras y recursos, y aunque en todos los países hay ricos y pobres, 'aquí llegamos al colmo'.

El colmo para otros es que el presidente pretenda convertir la institución castrense en un partido político, posibilidad que aumenta con el paso de los días. Las turbulencias de la revolución trascendieron fronteras y su política exterior incomoda a Colombia, por la amistosa aproximación a las guerrillas que se declaran bolivarianas, e irrita a EE UU porque estrecha vínculos con Cuba, Irak o Libia, o proclama que los atentados del 11 de septiembre son tan terroristas como los bombardeos sobre Afganistán. 'No sabemos cómo controlar a Chávez sin romper toda la vajilla. Y él se las arregla para actuar como si llevara consigo a todas las partes el armario de la vajilla', confesó una fuente norteamericana al corresponsal John Lee Anderson, del semanario The New Yorker.

El presidente rechazó ayuda material de Estados Unidos durante las inundaciones de 1999 en el estado caribeño de Vargas, y también el Plan Colombia contra el narcotráfico y la guerrilla, cuyos 1.300 millones de dólares de presupuesto son financiados en buena parte por Washington. Fidel Castro, de 75 años, celebró su último cumpleaños en Caracas, ratificando una hermandad personal que data de 1994, año en que La Habana recibió con honores a Chávez. Para entonces ya había cumplido dos años de prisión por el cuartelazo contra Carlos Andrés Pérez, un asalto que, por popular, labró la fortuna política de su principal instigador. Cuba recibe 53.000 barriles diarios de petróleo a precios preferentes, y corresponde con médicos, maestros, entrenadores, expertos en turismo o agricultura, identificados como una quinta columna proselitista y artera por la oposición y los 25.000 anticastristas afincados en la nación del Orinoco.

'No soy comunista ni anticomunista', ha manifestado Chávez en varias ocasiones. 'Y el modelo comunista de los cubanos es un problema de ellos, pero Cuba tiene, por ejemplo, uno de los índices más bajos de todo el continente en mortalidad infantil, igual en ciencia, educación y deportes. Ése es el legado más importante'. La mayor de las Antillas, le responden sus adversarios, es una dictadura de la que nada bueno cabe esperar. Diplomáticos latinoamericanos opinan que Castro probablemente desaprueba la imprudente actuación de Chávez, porque en la refriega puede malograrse un aliado sumamente valioso para la supervivencia de la isla.

Vigilancia de EE UU

Venezuela no es un país menor. La Casa Blanca observa pacientemente la situación y los cabildeos de Chávez para influir en las políticas de la Organización de Países Exportadores de Petróleo. Sus movimientos son cautelosos para evitar una reacción por peteneras del militar al mando de su segundo suministrador de crudo, cuya empresa estatal instaló seis refinerías y 14.000 gasolineras en EE UU. El pasado 21 de noviembre, Chávez y la embajadora de EE UU, Donna Hrinak, se reunieron por primera vez desde que el 29 de octubre fuera llamada a consultas por Washington, tras la aparición del presidente por radio y televisión mostrando fotografías de niños y víctimas civiles de los bombardeos norteamericanos en Afganistán: '¡Que se busquen a los terroristas! ¡Pero así, no!'.

Los choques con el Gobierno de la vecina Colombia, a propósito de las relaciones de Caracas con una guerrilla alzada en armas desde hace cuatro decenios, condujeron al borde de la ruptura de relaciones diplomáticas a finales del pasado año.

El presidente de México, Vicente Fox, y su ministro de Exteriores, Jorge Castañeda, reunieron en un hotel a los presidentes y cancilleres de Colombia y Venezuela. Mauricio Vargas, director de la revista Cambio en Bogotá, relata en su libro Tristes tigres varias secuencias del crispado diálogo entre Andrés Pastrana y Hugo Chávez. 'Vicente (Fox)', dijo el presidente colombiano, 'hay continuas declaraciones del presidente Chávez y del canciller José Vicente Rangel sobre temas internos de Colombia'.

'Eso no es cierto', interrumpió Chávez. 'Claro que lo es, Hugo', respondió Pastrana. 'Tú hiciste hace pocos días una dura declaración contra mi país y mi Gobierno, diciendo que representábamos una oligarquía bogotana que no quería la paz'.

'Yo no me refería a ti, Andrés', dijo Chávez mientras dirigía la mirada hacia el canciller Fernández de Soto. Pastrana reprochó que una delegación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) hubiera sido invitada por el chavismo a un foro contra el Plan Colombia, organizado por la mayoría oficialista en el Parlamento venezolano. 'Te juro, Andrés; te juro por lo más sagrado, por mi madre, que no sabía de esa reunión, ni de esa invitación...'. 'Yo te creo, pero no a José Vicente (Rangel)', respondió Pastrana con los ojos puestos en el canciller venezolano. 'Él les otorgó visas a los delegados de las FARC'. Pastrana lamentó la abrupta suspensión por Chávez de una entrevista a solas, que fuentes de la cancillería de Bogotá endosaron a los consejos de Fidel Castro horas antes. 'Estaba con diarrea. Toda la noche la pasé en el baño', se disculpó Chávez con gestos dramáticos.

La debilidad del presidente por los movimientos rebeldes, desde México a Tierra de Fuego, es consecuente con su propia trayectoria, pero alarmó su solidaria carta del 3 de marzo de 1999, un mes después de asumir la presidencia, a Ilich Ramírez, El Chacal, encarcelado en Francia por su directa participación en asesinatos y actos terroristas. 'Distinguido compatriota: (...) Con profunda fe en la causa y en la misión, ¡por ahora y para siempre! Hugo Chávez Frías'.

735 protestas callejeras

'¡Saquen al loco!', gritaban esta semana dos activistas en una manifestación callejera. Desde enero se han sucedido en Caracas 735 protestas, en una peligrosa tendencia a dirimir a gritos y golpes las diferencias, y varias acabaron a botellazos, golpes y huesos descalabrados.

El líder venezolano responde que locos son quienes piensan que finalmente habrá de ceder a las presiones de la reacción y encaminarse hacia el centro. No es ésa su intención, y sólo podría ser separado de su cargo si la Asamblea Nacional activara sus mecanismos revocatorios. El supuesto es improbable, porque el oficial MVR cuenta con 85 de los 125 escaños. Espantados por el griterío nacional y el pesimismo sobre el devenir de los acontecimientos, más de 200.000 personas de la clase media han emigrado en dos años.

El horizonte es incierto en un país que creció un 3,2% en 2000 y bajó al 2,8% durante el presente ejercicio, porque, entre otros factores, el abaratamiento de los precios del crudo no es compatible con la expansión del gasto público. Hacienda ingresará 5.000 millones de dólares menos este año debido a la caída del petróleo en los mercados internacionales, y la bonanza de los precios en los dos últimos años no se tradujo en una mayor capacidad adquisitiva. La sociedad, mientras tanto, sufre las acometidas de un hampa desbocada y de una corrupción administrativa endémica, y de una justicia que, salvo honrosas excepciones, prevarica a tanto el fallo. El paro ronda el 20%, y la economía sumergida, la chapuza y el tenderete ambulante emplean al 51% de la población activa. El presupuesto para 2002 prevé el barril del petróleo a 18,5 dólares, pero parece excesivamente optimista, según los expertos. El uso de la capacidad instalada de la industria no pasa del 51%, de acuerdo con Lope Mendoza, presidente de Conindustria.

Las reservas de divisas alcanzan los 19.090 millones de dólares, después de la fuga de 3.000 millones en julio y agosto, y el Fondo de Inversión para la Estabilización, creado para amortiguar las bruscas caídas de los precios del crudo, almacena otros 7.081 millones. Chávez fue investido cuando el barril se cotizaba a ocho dólares. El país vegetaba y la mayoría rezaba por el éxito del presidente.

El año próximo el precio del barril puede quedar entre los 14 o 15 dólares, según los cálculos de los expertos. Nada alarmante, teniendo en cuenta que la deuda externa nacional es una de las más manejables del continente, pero todo puede precipitarse si el gallinero político acaba afectando directamente a ahorradores e inversionistas.

Pablo Goldberg, ejecutivo de la consultora Merrill Lynch, presume que pueda estar formándose en Venezuela una tormenta perfecta. 'La falta de una estrategia económica constante a largo plazo ha creado entre inversionistas la sensación de que el país podría entrar rápidamente en una crisis'.

La implícita volatilidad del modelo económico, la alta dependencia petrolera, una débil política fiscal y un marco político inestable son elementos que sustentan la tesis.Un paro de empresarios es un aval para cualquier revolucionario', celebró el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ante la huelga general convocada para mañana, lunes. El comandante de paracaidistas que lideró el frustrado golpe del 4 de febrero de 1992 contra el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez (AD) disfruta de un cómodo control parlamentario, pero afronta una sublevación social de consecuencias imprevisibles de concretarse en el futuro la huelga general y la desobediencia civil amagadas por Carlos Ortega, el jefe de la Confederación de Trabajadores y otros grupos. Recordando el derrocamiento a cañonazos del socialista Salvador Allende en Chile, el presidente venezolano señaló: 'Aquí los cañones son propiedad del comandante, y la revolución está armada de verdad', en previsión de que alguien atente contra su mandato.

Las fisuras parecen ciertas en los cuarteles de Venezuela, a juzgar por las filtraciones originadas en su seno sobre descontentos y súbitos enriquecimientos entre los generales del Plan Bolívar 2000, programa de obras sociales dirigido por jefes castrenses.

'Creo que las evidencias que he presentado, los cheques, son contundentes', señaló Patricia Poleo, premio de Periodismo Rey de España. Pero el ejército ha sido el gran beneficiario de la revolución, al recibir presupuestos, salarios, aguinaldos y otras prebendas, y no aparece el general dispuesto a cargar con los previsibles muertos de una asonada incierta.

'No tengo la percepción de un golpe militar. En este país hay mucho deseo tomado por realidad', manifestó el ex guerrillero Teodoro Petkoff, director del diario opositor Tal Cual. Tampoco los empresarios son una piña, y el Gobierno administra premios y castigos, subvenciones, impuestos, o políticas monetarias para evitar que lo sean. Lejos de la aconsejada moderación y consenso en el diseño de las políticas de Estado, Chávez pasó de forma expedita de las palabras a los hechos y a un capitalismo de Estado con el campanazo de los 49 decretos leyes, la espoleta del paro de hoy.

'No queremos que Chávez caiga. Sólo buscamos una vía de actuación más concertada, una rectificación clara', asegura el economista Pedro Carmona, presidente de la Federación de Cámaras de Venezuela (Fedecámaras). La protección de la propiedad privada se ha debilitado en Venezuela, según afirman fuentes diplomáticas y analistas económicos, y la irreductible controversia, la permanente agitación, las maldiciones e insultos cruzados entre el presidente y la oposición multiplican la sensación de incertidumbre económica y desgobierno. 'Sabíamos que el parto de la justicia social en este país, donde los partidos y sus sindicatos, los empresarios parásitos y los funcionarios han robado durante 40 años, necesariamente sería doloroso', dicen portavoces oficiales.

A casi tres años de la investidura del presidente, la calle pertenece a las agresivas falanges gubernamentales, aunque progresivamente desafiadas por el extremismo opositor. Y la alianza de izquierdas que sustentó la coalición oficial registra fragmentaciones graves porque la disidencia imputa a Chávez una dirección cuartelera. El Movimiento al Socialismo (MAS) y varios dirigentes de Patria Para Todos (PPT) se alejaron bruscamente de la alianza en el poder, aunque empujados, de hecho, por el presidente y su entorno. El chavista Movimiento Quinta República (MVR) afianzó así su hegemonía. 'Él no puede tolerar las críticas', dijo Felipe Mújica, presidente del MAS.

Factor de división

El ex presidente democristiano Luis Herrera Campins (1979-1984) achaca a Chávez haberse constituido voluntariamente en factor de división, 'molestando sector por sector, como si quisiera impedir el entendimiento armónico de todos los venezolanos'. Politizado el país, siempre en ascuas, la principal central obrera derrotó ampliamente al candidato del sindicalismo oficial en las elecciones de octubre, y hoy marcha con la patronal y contra el enemigo común: el oficial, que en 1982 comenzó a conspirar en los regimientos contra la corrupta alternancia en el poder durante cuatro decenios de los partidos tradicionales: Acción Democrática (AD) y COPEI, democristiano, demolidos en las urnas.

Dos años después de su triunfo en las presidenciales de 1998, la nueva Constitución fue aprobada en referéndum. Con ella nacieron unas instituciones a la medida del visionario que forzó su alumbramiento en una Asamblea Constituyente dotada de poderes originarios. Sin contemplaciones, arrasó con las viejas estructuras. Pero la economía no acaba de despegar, evoluciona a la baja, y esa tendencia alimenta a una oposición dispuesta a tomar las calles.

'La actual política desanima a la inversión nacional y extranjera en tiempos en que caen los precios del petróleo', señaló Ortega, un sindicalista procedente de la central que en el pasado forjó turbias alianzas con el finiquitado bipartidismo (1958-1999).

La Iglesia, los dueños y firmas de los principales medios de comunicación, clase media y profesionales, en suma los grupos sociales más influyentes de Venezuela, completan la pinza contra un Ejecutivo que acusa su presión. Gobernar al margen de esos sectores no parece factible, opina el analista Felipe Sierra, sin acentuar lo evidente: la creciente presencia de mandos castrenses precariamente preparados en despachos y funciones que corresponderían a expertos civiles. 'Y las esperanzas populares también se marchitan', agrega. 'Las audacias tercermundistas son cada vez menos viables en una nueva correlación internacional de fuerzas'.

Supuestos maquinadores

El gobernante dice conocer la existencia de conspiraciones porque su espionaje escruta a diario los cenáculos de los supuestos maquinadores.

También los venezolanos padecen una convulsionada polarización. Hugo Chávez, de 47 años, fue reelecto en julio de 2000, con el 60% de los votos emitidos. Ya había triunfado sobradamente en otras seis consultas. Pero su popularidad ha descendido, a caballo de una gestión materialmente infecunda, hasta por debajo del 50%; pierde hasta el 30% de los apoyos de su electorado habitual en función de las preguntas efectuadas, según las encuestas. 'El Gobierno piensa que es más fuerte de lo que es y la oposición cree que está más débil de lo que está', resume Luis V. León, director de Datanálisis.

No pocos venezolanos avizoran la preparación de un sistema totalitario, policiaco, con tentáculos sobre el mundo de la educación y los libros de texto. 'Cada vez son más los organismos estatales autorizados para inmiscuirse en la vida privada de los ciudadanos', sostiene el comentarista Hernán Carrera. El presidente permanece ligado a un proyecto justiciero incapaz, hasta ahora, de crear la riqueza y el bienestar anhelado por los compatriotas desheredados, el 80% de los 24 millones de venezolanos.

José Chaurían, portavoz de los vendedores ambulantes que han invadido las principales avenidas de Caracas y son incondicionales del proceso, reclama a los empresarios un modelo acorde con las necesidades de la sociedad en la que viven. Nada de liberalismo a ultranza. El Estado debe corregir y meter en cintura a la patronal parásita, cuyo principal mérito, acusa el oficialismo, fue ordeñar la teta petrolera. 'El capital privado debe invertir en el desarrollo de Venezuela, y no sacar sus capitales al exterior', señala Chaurían.

Quienes le rodean y despotrican contra 'el paro de los ricos' de hoy, recuerdan que el bipartidismo despilfarró en los últimos 27 años de su historia los casi 350.000 millones de dólares en ingresos petroleros, y poco más de cien familias de la plutocracia desviaron hacia cuentas de Miami o Suiza miles de millones fraudulentamente adquiridos. La vieja oligarquía, argumenta a diario Chávez, se adueñó de tierras y recursos, y aunque en todos los países hay ricos y pobres, 'aquí llegamos al colmo'.

El colmo para otros es que el presidente pretenda convertir la institución castrense en un partido político, posibilidad que aumenta con el paso de los días. Las turbulencias de la revolución trascendieron fronteras y su política exterior incomoda a Colombia, por la amistosa aproximación a las guerrillas que se declaran bolivarianas, e irrita a EE UU porque estrecha vínculos con Cuba, Irak o Libia, o proclama que los atentados del 11 de septiembre son tan terroristas como los bombardeos sobre Afganistán. 'No sabemos cómo controlar a Chávez sin romper toda la vajilla. Y él se las arregla para actuar como si llevara consigo a todas las partes el armario de la vajilla', confesó una fuente norteamericana al corresponsal John Lee Anderson, del semanario The New Yorker.

El presidente rechazó ayuda material de Estados Unidos durante las inundaciones de 1999 en el estado caribeño de Vargas, y también el Plan Colombia contra el narcotráfico y la guerrilla, cuyos 1.300 millones de dólares de presupuesto son financiados en buena parte por Washington. Fidel Castro, de 75 años, celebró su último cumpleaños en Caracas, ratificando una hermandad personal que data de 1994, año en que La Habana recibió con honores a Chávez. Para entonces ya había cumplido dos años de prisión por el cuartelazo contra Carlos Andrés Pérez, un asalto que, por popular, labró la fortuna política de su principal instigador. Cuba recibe 53.000 barriles diarios de petróleo a precios preferentes, y corresponde con médicos, maestros, entrenadores, expertos en turismo o agricultura, identificados como una quinta columna proselitista y artera por la oposición y los 25.000 anticastristas afincados en la nación del Orinoco.

'No soy comunista ni anticomunista', ha manifestado Chávez en varias ocasiones. 'Y el modelo comunista de los cubanos es un problema de ellos, pero Cuba tiene, por ejemplo, uno de los índices más bajos de todo el continente en mortalidad infantil, igual en ciencia, educación y deportes. Ése es el legado más importante'. La mayor de las Antillas, le responden sus adversarios, es una dictadura de la que nada bueno cabe esperar. Diplomáticos latinoamericanos opinan que Castro probablemente desaprueba la imprudente actuación de Chávez, porque en la refriega puede malograrse un aliado sumamente valioso para la supervivencia de la isla.

Vigilancia de EE UU

Venezuela no es un país menor. La Casa Blanca observa pacientemente la situación y los cabildeos de Chávez para influir en las políticas de la Organización de Países Exportadores de Petróleo. Sus movimientos son cautelosos para evitar una reacción por peteneras del militar al mando de su segundo suministrador de crudo, cuya empresa estatal instaló seis refinerías y 14.000 gasolineras en EE UU. El pasado 21 de noviembre, Chávez y la embajadora de EE UU, Donna Hrinak, se reunieron por primera vez desde que el 29 de octubre fuera llamada a consultas por Washington, tras la aparición del presidente por radio y televisión mostrando fotografías de niños y víctimas civiles de los bombardeos norteamericanos en Afganistán: '¡Que se busquen a los terroristas! ¡Pero así, no!'.

Los choques con el Gobierno de la vecina Colombia, a propósito de las relaciones de Caracas con una guerrilla alzada en armas desde hace cuatro decenios, condujeron al borde de la ruptura de relaciones diplomáticas a finales del pasado año.

El presidente de México, Vicente Fox, y su ministro de Exteriores, Jorge Castañeda, reunieron en un hotel a los presidentes y cancilleres de Colombia y Venezuela. Mauricio Vargas, director de la revista Cambio en Bogotá, relata en su libro Tristes tigres varias secuencias del crispado diálogo entre Andrés Pastrana y Hugo Chávez. 'Vicente (Fox)', dijo el presidente colombiano, 'hay continuas declaraciones del presidente Chávez y del canciller José Vicente Rangel sobre temas internos de Colombia'.

'Eso no es cierto', interrumpió Chávez. 'Claro que lo es, Hugo', respondió Pastrana. 'Tú hiciste hace pocos días una dura declaración contra mi país y mi Gobierno, diciendo que representábamos una oligarquía bogotana que no quería la paz'.

'Yo no me refería a ti, Andrés', dijo Chávez mientras dirigía la mirada hacia el canciller Fernández de Soto. Pastrana reprochó que una delegación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) hubiera sido invitada por el chavismo a un foro contra el Plan Colombia, organizado por la mayoría oficialista en el Parlamento venezolano. 'Te juro, Andrés; te juro por lo más sagrado, por mi madre, que no sabía de esa reunión, ni de esa invitación...'. 'Yo te creo, pero no a José Vicente (Rangel)', respondió Pastrana con los ojos puestos en el canciller venezolano. 'Él les otorgó visas a los delegados de las FARC'. Pastrana lamentó la abrupta suspensión por Chávez de una entrevista a solas, que fuentes de la cancillería de Bogotá endosaron a los consejos de Fidel Castro horas antes. 'Estaba con diarrea. Toda la noche la pasé en el baño', se disculpó Chávez con gestos dramáticos.

La debilidad del presidente por los movimientos rebeldes, desde México a Tierra de Fuego, es consecuente con su propia trayectoria, pero alarmó su solidaria carta del 3 de marzo de 1999, un mes después de asumir la presidencia, a Ilich Ramírez, El Chacal, encarcelado en Francia por su directa participación en asesinatos y actos terroristas. 'Distinguido compatriota: (...) Con profunda fe en la causa y en la misión, ¡por ahora y para siempre! Hugo Chávez Frías'.

735 protestas callejeras

'¡Saquen al loco!', gritaban esta semana dos activistas en una manifestación callejera. Desde enero se han sucedido en Caracas 735 protestas, en una peligrosa tendencia a dirimir a gritos y golpes las diferencias, y varias acabaron a botellazos, golpes y huesos descalabrados.

El líder venezolano responde que locos son quienes piensan que finalmente habrá de ceder a las presiones de la reacción y encaminarse hacia el centro. No es ésa su intención, y sólo podría ser separado de su cargo si la Asamblea Nacional activara sus mecanismos revocatorios. El supuesto es improbable, porque el oficial MVR cuenta con 85 de los 125 escaños. Espantados por el griterío nacional y el pesimismo sobre el devenir de los acontecimientos, más de 200.000 personas de la clase media han emigrado en dos años.

El horizonte es incierto en un país que creció un 3,2% en 2000 y bajó al 2,8% durante el presente ejercicio, porque, entre otros factores, el abaratamiento de los precios del crudo no es compatible con la expansión del gasto público. Hacienda ingresará 5.000 millones de dólares menos este año debido a la caída del petróleo en los mercados internacionales, y la bonanza de los precios en los dos últimos años no se tradujo en una mayor capacidad adquisitiva. La sociedad, mientras tanto, sufre las acometidas de un hampa desbocada y de una corrupción administrativa endémica, y de una justicia que, salvo honrosas excepciones, prevarica a tanto el fallo. El paro ronda el 20%, y la economía sumergida, la chapuza y el tenderete ambulante emplean al 51% de la población activa. El presupuesto para 2002 prevé el barril del petróleo a 18,5 dólares, pero parece excesivamente optimista, según los expertos. El uso de la capacidad instalada de la industria no pasa del 51%, de acuerdo con Lope Mendoza, presidente de Conindustria.

Las reservas de divisas alcanzan los 19.090 millones de dólares, después de la fuga de 3.000 millones en julio y agosto, y el Fondo de Inversión para la Estabilización, creado para amortiguar las bruscas caídas de los precios del crudo, almacena otros 7.081 millones. Chávez fue investido cuando el barril se cotizaba a ocho dólares. El país vegetaba y la mayoría rezaba por el éxito del presidente.

El año próximo el precio del barril puede quedar entre los 14 o 15 dólares, según los cálculos de los expertos. Nada alarmante, teniendo en cuenta que la deuda externa nacional es una de las más manejables del continente, pero todo puede precipitarse si el gallinero político acaba afectando directamente a ahorradores e inversionistas.

Pablo Goldberg, ejecutivo de la consultora Merrill Lynch, presume que pueda estar formándose en Venezuela una tormenta perfecta. 'La falta de una estrategia económica constante a largo plazo ha creado entre inversionistas la sensación de que el país podría entrar rápidamente en una crisis'.

La implícita volatilidad del modelo económico, la alta dependencia petrolera, una débil política fiscal y un marco político inestable son elementos que sustentan la tesis.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en un acto político en mayo de 2000.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en un acto político en mayo de 2000.REUTERS

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