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ADMINISTRACIÓN

Algunos pueblos superan ya el plan Info XXI para las ciudades digitales del año 2006

Municipios despoblados crean infraestructuras digitales, forman a sus vecinos y fomentan el teletrabajo

Varios pueblos han logrado ya lo que el Gobierno prevé para el 2006: ciudades digitales. Son poblaciones de entre 1.000 y 10.000 personas que han apostado por las tecnologías de la información para mejorar la vida de sus vecinos. Los municipios de Urnieta (Guipúzcoa), Callús (Barcelona), Carreño (Asturias), Jun (Granada), Morella (Castellón) y Ribes de Freser (Girona), entre otros, han desarrollado servicios integrales de telecomunicaciones, proyectos educativos, de teletrabajo o de edemocracia y participación ciudadana que no sólo calan en su vecindario, sino que también alejan el fantasma de la despoblación y generan empleo.

Varias de de estas experiencias municipales fueron contadas por sus protagonistas en la Fira del Futur, celebrada en Callús la pasada semana.

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URNIETA::
JUN::
CALLÚS::
CARREÑO::
RIBES DE FRESSER::

Una feria en la que el Embajador de las Nuevas Tecnologías (éste es su cargo oficial), José Luis Pardos, alentó a estos municipios rurales a que se movilicen 'para exigir al Gobierno las telecomunicaciones' porque están más lejos, aislados y carecen de los recursos de las grandes ciudades. 'Y porque la realidad es que todo entra por la línea del teléfono.' Sería la declaración de Callús. Una propuesta desestimado por los protagonistas, más interesados en 'trabajar que en realizar declaraciones'. Y es que algunas de estas iniciativas superan ya el plan Info XXI del Gobierno para su proyecto de 'ciudades digitales', que se extenderá hasta el año 2006 y que tiene, de entrada, 9.000 millones de pesetas para gastar.

'Este programa pondrá en marcha una experiencia de utilización de las nuevas tecnologías en una ciudad de cada autonomía', dijo la ministra de Ciencia y Tecnología, Anna Birulés, en una reciente comparecencia en el Senado.

'Se pretende integrar con redes de telecomunicaciones de alta velocidad, servicios de teleadministración, comercio electrónico, teletrabajo, teleformación, telemedicina, gestión de servicios de uso público... de manera que se conviertan en un modelo a seguir para otras poblaciones', prometió la ministra.

El pueblo de Urnieta ya tiene hoy lo que el Gobierno proyecta para ciudades del 2006: sus vecinos tienen teléfono, Internet por banda ancha y 22 canales de televisión por 3.000 pesetas al mes.

El caso de Urnieta es excepcional: diez años atrás el ayuntamiento aprovechó la instalación del gas para cablear con fibra óptica la totalidad del pueblo 'por lo que pudiera venir'. Tal audacia y visión de futuro la disfrutan hoy los 5.000 vecinos de esta localidad a diez kilómetros de San Sebastián: cuentan con 22 canales de televisión por cable, tarifa plana de Internet con banda ancha y teléfono, todo por 3.000 pesetas al mes.

Urnieta es el único municipio de España propietario de la red de telecomunicaciones: Urnietatel. También ejerce de ISP. Una combinación de factores que le ha permitido eliminar las trabas que obstaculizan el acceso a la red: 'nosotros apostamos por crear infraestructura, abaratar costes y educar a la población. El próximo paso es llenar de contenidos y servicios a nuestra red', aseguró la alcaldesa Maixa Lizeaga, del PNV.

Un maestro de la escuela Juventut, Ramón Barlam, fue el responsable de la apuesta por la tecnología en Callús, un pueblo de 1.300 habitantes a seis kilómetros de Manresa (Barcelona). El impulso coincidió con la entrada en el ayuntamiento de un equipo independiente que continuó con el trabajo. Hoy Callús es el pueblo digital de Cataluña. El ayuntamiento, la escuela-biblioteca, el vivero de Empresas de la Fundació Aplicació y el polioderportivo disfrutan de banda ancha. También cuenta con 28 casas domóticas habitadas por nuevos vecinos. 'Antes no teníamos profesionales del sector terciario. Ahora hay arquitectos, abogados, diseñadores...', explica el alcalde Ramón Forns.

Callús, Carreño (Asturias) y Jun (Granada) son los tres vértices del triángulo tecnológico. Jun (gobernado por el PSOE) fue el primer municipio de la Unión Europea en declarar el acceso a Internet como un derecho de sus ciudadanos. También apostaron por la teledemocracia: sus vecinos no sólo votan en los plenos municipales por la red sino que son los que más han rellenado el censo en Internet. En San Bartomeu del Grau (Osona) la experiencia de referéndum vía web no ha tenido tanto éxito. En agosto el ayuntamiento (CiU) pidió a sus vecinos que votaran por Internet el cambio de nombre de una calle. Sólo lo hizo el 12% de la población. Un caso pionero fue el proyecto Infoville. En 1997 crearon una comunidad virtual en Villena (Alicante) después ampliada a otros municipios de la comunidad valenciana.

Carreño, un municipio asturiano de 10.587 habitantes, repartidos entre Candás y las parrroquias, ha creado C@rreño Digital. Es una iniciativa de cohesión territorial y participación ciudadana propuesta por el Ayuntamiento (del PSOE) y liderada por los vecinos a través de las asociaciones.

Ribes de Fresser (Girona) ha perdido en 40 años al 40% de su vecinos. En el pueblo de 3.018 habitantes no se pueden crear polígonos industriales. Sus 15 kilómetros cuadrados van en ascenso hasta los 2.000 metros de altitud. De ahí que la apuesta del ayuntamiento (ERC) se centre en el teletrabajo y formación por la red.

Morella, la capital de la comarca dels Ports (Castellón) en 1998 creó un centro formativo 'al que sólo venían los 2.800 vecinos de Morella', según Tere Adell, responsable de formación del ayuntamiento. Llegar al resto de habitantes de la comarca (unas 8.000 personas) se convirtió en una obsesión: aprovecharon 25 equipos desechados por un banco, los subieron a un 4x4 y los transportaron de un pueblo a otro, hasta llegar a 19. La iniciativa ha tenido éxito 'a pesar de que la gente es mayor', por sus horarios flexibles, facilidad de desplazamientos y la oferta de 52 cursos.

Los representantes de los seis pueblos rurales que participaron en la Fira del Futur de Callús
Los representantes de los seis pueblos rurales que participaron en la Fira del Futur de CallúsCARMEN SECANELLA

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