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CANAL + | 'LA CRUDAREALIDAD'
Columna
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Estresante

Canal + estrenó, en abierto y para la sobremesa de los días laborables, La cruda realidad, otra de esas series de humor amargo y treintañero que tanto animaron el fin de siglo pasado. La protagonista es Nora, una fotógrafa que, tras divorciarse de su millonario marido y quedarse sin pensión, lucha por el único puesto de trabajo posible: el de paparazzi en un periódico sensacionalista. Téa Leoni da vida a Nora, una mujer neurasténica, liberada, estresada y con una torrencial facilidad de palabra. Desde el primer capítulo, y quizá para marcar la pauta de un estilo visual más cercano a Canción triste de Hill Street que a la naturalidad de diseño de Friends, los responsables de La cruda realidad sitúan a su protagonista en un marco naturalista. En el primer capítulo, por ejemplo, Nora compartía unos asquerosos retretes públicos con un par de prostitutas y descubría que su marido, del que acababa de divorciarse, era cliente habitual de las chicas. Aquél era el primer trompazo que se pegó la pobre Nora, que, sucesivamente, ha ido pasando de la esperanza al llanto, del pánico a la sorpresa y del dolor al orgullo.

Debido al corto metraje de los capítulos, la transformación del personaje se produce a una velocidad poco verosímil. Pero la ficción resiste no tanto gracias al carácter de su protagonista, pariente de Seinfeld y de la dibujante de Los líos de Caroline, como a sus relaciones con sus colegas: la cínica directora y otro fotógrafo de físico greco-latino llamado Nicky y que promete tomate en un microcosmos demasiado parecido al de De repente, Susan o de Dame un respiro, emitidas por Canal +. El conflicto ético que supone descubrir que el periodismo gráfico de la prensa seria no dista demasiado del de la prensa rosa eleva un poco el nivel de los tópicos enredos de telecomedia. Los diálogos, despiadados e inteligentes, reinciden en el escepticismo fin de siècle, pero hay algo en la estridencia de la protagonista que la hace antipática a su pesar.

Aunque sospecho que los guionistas buscan este efecto inicial para ir descubriéndonos otros aspectos de esta vulnerable Nora. Es, en buena parte, más de lo mismo, pero, teniendo en cuenta que lo mismo no estaba nada mal y a veces incluso muy bien, bienvenida sea esta cruda, aunque por ahora sólo poco hecha, realidad.

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