Aprender a gatear en la piscina
Las escuelas de natación para bebés ofrecen cursos para que los más pequeños puedan defenderse en el agua
Mientras las autoridades madrileñas hacen todo lo posible para que la capital albergue los Campeonatos de Europa de natación del año 2004 y dar así un paso más en la lucha por conseguir la sede de los Juegos Olímpicos de 2012, cientos de niños menores de un año empiezan a dar sus primeros pasos en una veintena de piscinas de la región. Muy pocos de ellos llegarán a dedicarse a la natación de manera profesional, pero todos conseguirán defenderse en el agua, sin ayuda de flotadores, en pocos meses.
Unas 20 escuelas imparten clases de natación en Madrid para niños de seis meses a cuatro años, con el objetivo de que los críos pierdan el miedo al agua y para que los padres no sientan pavor cada vez que pierden de vista a sus hijos en la playa. Un niño menor de un año se adapta más rápidamente al agua que los niños mayores, aseguran los expertos en la materia. El miedo al agua se adquiere conforme el niño va creciendo y cuanto más tiempo permanece apartado de las piscinas o del mar.
Los pequeños pueden estar acompañados en el agua por sus padres o por los monitores de la escuela. 'Aquí cogemos a los niños a partir de un año en lo que llamamos matronatación, que consiste en que los pequeños están dentro de la piscina con sus padres', explica Benito Díez, director de la Escuela de Natación del Polideportivo Municipal de Torrelodones. 'Lo que queremos es que el niño se familiarice enseguida con el agua y que pronto pueda moverse con soltura', agrega. 'Los bebés pueden ejercitar más sus músculos en el agua debido a que están menos restringidos por la gravedad, lo que hace que su fuerza aumente y que desarrollen pronto habilidades como gatear, caminar o trepar', concluye.
Nuria Gutiérrez tiene tres niños de corta edad. El mayor, Agustín, tiene cinco años. Cuando cumplió uno, su madre lo llevó al polideportivo municipal de Torrelodones para que aprendiese a nadar. 'Cuando estaba embarazada recibí clases especiales de natación y eso me llevó a apuntar a mi hijo en cuanto pude', explica Nuria. 'Además, quería que el niño enseguida perdiese el miedo al agua porque a su padre y a mí nos gusta mucho el mar. Con tres años, el niño ya sabía nadar perfectamente'.
Con estas clases, los pequeños aprenden a manejarse en el agua, a mantener el equilibrio y a familiarizarse con un medio que no es el suyo. Las piscinas están a una temperatura superior a los 30 grados para que ningún niño pueda coger un resfriado. 'Como el agua está a una temperatura agradable y los bebés hacen ejercicios suaves, sus músculos se relajan, se estimula su apetito y comen y duermen mejor. Son niños con mejor carácter y comportamiento', sostienen en la escuela de natación privada Delfín (calle de Martín Machio, 46). En este centro dicen que, después de 20 clases, el bebé es capaz de flotar solo.
'Los padres pueden traer a sus hijos a partir de los seis meses. Lo fundamental es que los bebés aprenden a sobrevivir en el agua, lo que sería muy útil si, por ejemplo, estuviesen implicados en un accidente', comenta Esperanza Varas, encargada del colegio privado de Natación Fusión (calle de la Infanta Mercedes, 92), que lleva 23 años dedicado a enseñar a nadar a los más pequeños. 'El agua ayuda a mejorar la coordinación y el balance. Además, fuerza a los bebés a dominar diversos movimientos dentro de este medio para mantener el equilibrio. Luego esto les permite orientarse perfectamente en el espacio', añade Varas. 'Cuando los niños ya están más sueltos en el agua, les enseñamos a bucear', dice.
Experiencia agradable
Los monitores que imparten las clases para niños han recibido un curso especial de la Federación Española de Natación, un paso que también ha dado la nadadora María Peláez, campeona de Europa de 200 metros estilo mariposa en 1997. 'En un futuro me encantaría dedicarme a enseñar a nadar a niños muy pequeños. No buscamos que los críos se dediquen a la competición, sino que vivan una experiencia muy agradable y que poco a poco puedan estar solos en el agua', explica Peláez.
Ignacio Méndez es monitor de la escuela de natación BabyGim. Además de enseñar a los bebés que tienen poco más de seis meses, Méndez se encarga cada día de los grupos que le traen las guarderías: 'Antes de traerlos aquí, los bebés ya han tenido contacto con el agua en la bañera de su casa, y allí es donde tienen que empezar a familiarizarse con un entorno que no es por el que habitualmente se mueven'.
Para este instructor, una de las ventajas de la natación para bebés es las relaciones sociales que éstos establecen con otros niños en la piscina. 'Cuando son un poco mayores, lo mejor para los críos es que están en contacto en la piscina con otros niños de su edad', afirma Méndez. Y añade: 'Para el bebé, el instructor no tiene que ser una autoridad, sino un amigo con quien se pueda comunicar fácilmente y con el que no eche de menos la presencia de sus padres'.
A su alrededor, un grupo de pequeños de cuatro años se tira a la pequeña piscina y practica, como si fueran auténticos profesionales, el estilo espalda o el mariposa.
Entre 3.000 y 40.000 pesetas
Para que los más pequeños empiecen a practicar la natación en Madrid existen muchas opciones. Hay escuelas privadas donde ofrecen este servicio, como BabyGim (en Madrid, en la calle de Rafael Herrera, 11; y en Pozuelo, en la calle de Ciudad Real, 7); el Colegio de Natación Delfín (calle de Martín Machío, 46) o el Colegio Natación Fusión (calle de Infanta Mercedes, 92). También hay escuelas públicas, como el Centro de Natación M-86 de la Comunidad de Madrid (calle de José Martínez de Velasco, 3) o el Polideportivo Municipal de la localidad de Torrelodones (plaza de José María Unceta, 4 y 6). Los precios de estos cursos dependen de la intensidad de las clases y de si los padres acompañan o no a sus hijos dentro de la piscina. Más o menos, hay que pagar desde 3.325 pesetas al mes por 30 minutos diarios de clase en los polideportivos públicos hasta más de 40.000 pesetas mensuales que cobran en la mayoría de las escuelas privadas. 'Es mucho dinero, pero es una inversión a largo plazo, porque cuando los niños son bebés aprenden más rápido que cuando ya están creciditos, que les cuesta mucho más', aseguran en el centro de natación privado BabyGim.
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