Un profesor de cocina vuelve a los fogones
EL CHALET, en Zaragoza, mejora gracias a la coherencia de Ángel Conde
Después de hacerse cargo de este agradable chalé, Ángel Conde ha provocado una relativa convulsión en el mundo de la hostelería zaragozana. Apenas un mes después del cambio de propietarios, la cocina acusa otro rumbo y una mejoría considerable. No en vano se trata de uno de los mejores profesionales aragoneses, al que avala una trayectoria legitimada por un largo periodo de trabajo en La Venta del Sotón (Huesca) y luego ocho años como profesor de la Escuela Superior de Hostelería de Aragón, en la capital turolense. Investigador metódico de la cocina de su tierra, Conde atesora las virtudes de esos contados profesionales que son capaces de poner a punto recetas suaves, realzadas por puntos de cocción correctos, ausencia de grasas superfluas y presentaciones dominadas por la sencillez y las buenas maneras. Platos coherentes en los que se aprecia respeto hacia las materias primas, sensatez y el fondo didáctico de un cocinero-profesor que pretende estar al día sin resultar estridente.
EL CHALET
Santa Teresa, 25. Zaragoza. Teléfono: 976 56 91 04. Cierra domingo y lunes. Precio: entre 5.000 y 6.000. Menú del cazador, 4.800. Menú Freixenet, 5.600. 'Carpaccio' de ternera, 1.200. Arroz caldoso con chipirones, 1.900. Medallones de solomillo ibérico a la mostaza, 1.950. Compota de frutas con helado de especias, 700. Pan ... 6 Café ... 4 Bodega ... 6 Ambiente ... 6,5 Servicio ... 5,5 Aseos ... 6
Ternera de Aragón
Virtudes que no evitan que en su repertorio se infiltren propuestas trasnochadas que se salvan gracias al acierto con que se realizan. Si en el carpaccio de ternera de Aragón la tapenade de olivas y vinagrillo anula el sabor de la carne, en la ensalada templada del queso de cabra Cabeza del Vispe la vinagreta con miel y frutos secos aporta equilibrio. Semejante impresión produce la ensalada de lomo de ciervo con alcachofas, muy bien aliñada.
En el difícil arte de cocer las verduras, Conde se revela como un maestro. Tan acertado es su panaché y tan marcado el sabor de las hortalizas que, salvando distancias, recuerda el celebérrimo gargouillou de Michel Brass, el genio culinario de Francia. ¿Por qué en España se tratan tan mal las verduras? El desencanto llega con su albondigón de jabalí, técnicamente malo, al que perjudica un tosco rebozo cuyo interior esconde una sabrosa crema líquida de castañas. El resto de sus propuestas rozan el notable bajo. Bien el bacalao con espinacas, al que baña una etérea espuma de ajos; correctas las costillitas de ternasco de Aragón con ajetes, y de gusto poderoso la pechuga de palomo con un minúsculo fardel de setas. Tal y como corresponde a un profesional de sus conocimientos, el capítulo goloso no da motivos para el desencanto. Si el milhojas de membrillo y queso fresco con helado es apacible, la compota de frutas de invierno (manzanas, membrillo, peras) en almíbar, con helado de especias, incita a chuparse los dedos. Lástima que el café sea imbebible y el servicio inexperto.
TERRAZAS, MENÚS Y BODEGA
DENTRO DE este espacioso chalé situado en el centro de Zaragoza llaman la atención sus dos terrazas, ideales para el buen tiempo. La principal, rodeada de una frondosa vegetación, es un minivergel en el centro de la capital del Ebro. La situada en la planta alta, que sólo tiene capacidad para una única mesa, constituye un reducto privilegiado desde el que se divisa el conjunto del inmueble. A la hora de reservar merece la pena solicitar una de las dos que se encuentran situadas en la zona acristalada, con luz exterior y vistas al jardín, una suerte de recoleto invernadero cerrado por amplias cristaleras. Antes de centrarse en las especialidades de la carta conviene prestar atención a la estructura de sus dos menús, bien concebidos y muy abundantes, en relación al precio al que se ofrecen. Si el Freixenet (5.600 pesetas más IVA, cava incluido) lo componen tres entrantes, un plato de pescado y otro de carne, el menú del cazador (4.800, IVA y bebidas aparte) incluye una variación semejante. En pleno otoño, cosas tan sugerentes como el arroz caldoso de conejo con setas, la ensalada de lomo de ciervo y la pechuga de palomo asada con setas. La bodega, todavía en proceso de formación, presenta ausencias notables. Aun así cuenta con una correcta seleccción de vinos aragoneses, somontano y cariñena principalmente, además de riojas y riberas del Duero de corte clásico. El apartado más interesante se concentra en los blancos, selección escueta que integran marcas de relieve.
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