_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Suave y alemán

Durante su etapa en el Madrid, Jupp Heynckes sufrió una transformación asombrosa: empezó siendo un orador y terminó siendo un autista. En los primeros meses, sus maneras refinadas y su porte de gerente se completaban con un acabado discurso de estratega. En resumen, él estaba allí para dar al club un baño de estilo; a pesar de su gruesa armadura teutona, antepondría la elegancia a la disciplina. Luego, agotado por la presión crítica, cambió, se encerró en sí mismo y comenzó su metamorfosis. Se volvió silencioso como una concha, rojo como un camarón y frío como una crisálida. Sólo abandonó su inmovilidad dos veces en apenas veinticuatro horas: para celebrar la Séptima y para firmar el finiquito.

Muchos años antes había hecho fortuna como extremo izquierdo en el Borussia de Moenchengladbach, un temible comando alemán cuyas mejores piezas eran la cabeza de Netzer y las piernas de Jupp. Sobre el fondo sonoro de los martillos neumáticos que hacían posible el llamado milagro alemán, completó una brillante carrera de futbolista y emprendió una fulgurante carrera de entrenador. Sus últimos destinos en España fueron, precisamente, Bilbao, Santa Cruz de Tenerife y Madrid.

Desde entonces, y a pesar de sus cambios de color y de suerte, los expertos siguen considerándole un paradigma de la sobriedad. Vive apegado a una inflexible partitura diplomática; nunca regala la pelota, nunca levanta la voz, nunca se descompone y nunca renuncia a su melancólico tono de violonchelo. Se diría que ha logrado cuadrar su propia paradoja: es un fanático de la moderación.

Sin embargo, a su regreso al Athletic los revisionistas se hicieron varias preguntas. ¿Conservaba la ilusión o era un hombre de vuelta? ¿Mantendría su gusto por el toque? ¿Era el buen tono de sus equipos una consecuencia de sus gustos? ¿Era él uno de esos entrenadores que encuentran la plantilla ideal y se limitan a disfrutarla mientras pueden?

Aunque en el fútbol todos los pronósticos deben ser reservados, ya disponemos de datos significativos: además de conseguir en campo contrario una de las mejores cuentas de resultados de toda su historia, Urzaiz y su cuadrilla se han reagrupado alrededor del balón, el fútbol ha levantado el vuelo y El Botxo, la vieja caja de resonancia, ha comenzado a recuperar algunos compases perdidos.

Está claro que el equipo ha dejado de hacer ese fútbol impaciente en el que cualquier problema se resuelve con un pase y un zambombazo.

A cambio, el rugido de los leones se ha transformado en música. La txalaparta empieza a repiquetear sobre San Mamés.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_