EE UU amenaza con perseguir a los talibanes más allá de Afganistán
El Pentágono quiere evitar que el régimen talibán concluya en situaciones de caos que permitan la desbandada de dirigentes y milicianos hacia otros países. 'Creemos que la mayoría de las fuerzas que se atrincheran en Kunduz son de procedencia extranjera; esos individuos deben acabar muertos o prisioneros, en ningún caso se les puede permitir que abandonen Afganistán para desestabilizar otros países', afirmó ayer el secretario de Defensa de EE UU, Donald Rumsfeld.
Washington se enfrenta al problema de qué hacer con los derrotados. 'Nosotros no tenemos la capacidad de aceptar prisioneros. Hay quien ha tratado de rendirse ante nuestros soldados', explicó Rumsfeld, 'pero carecemos de la infraestructura necesaria. Nuestras unidades sobre el terreno son escasas, no tenemos cárceles... La Alianza del Norte debe asumir los problemas derivados de una rendición masiva, y nuestros oficiales de enlace insisten ante los generales de la Alianza en la necesidad de realizar esa tarea con orden y eficacia'. 'Lo que no podemos aceptar', siguió, 'es que cierta cantidad de los vencidos, los que no son afganos, puedan huir con sus armas'.
El secretario de Estado indicó que, de ser necesario, los soldados estadounidenses perseguirían más allá de las fronteras de Afganistán a talibanes destacados o miembros de Al Qaeda que lograran escapar. Refiriéndose a la porosa frontera con Pakistán y a las noticias de que cientos de combatientes estaban cruzándola para ponerse a salvo, Rumsfeld comentó que no descartaba lanzar a sus tropas en persecución de los fugados, 'previa consulta con el Gobierno del país en cuestión'.
La aviación estadounidense siguió ayer bombardeando Kandahar, donde el máximo dirigente de los talibanes, el mulá Mohamed Omar, mantenía la resistencia con lo que quedaba de su ejército. 'Kandahar, donde la situación es incierta, y Kunduz, donde se libran combates muy feroces, son los dos últimos bastiones del régimen talibán', dijo Rumsfeld.
La tarea prioritaria de los soldados de operaciones especiales, como en los últimos días, consistía en localizar y eliminar a los dirigentes de Al Qaeda, con Osama Bin Laden a la cabeza. 'No sabemos cuántos jefes de Al Qaeda hemos abatido hasta ahora. Estamos volando túneles y cuevas y en algunos casos hemos percibido fuertes explosiones secundarias, lo que indica que había arsenales ocultos; lo que no podemos hacer, después de cada operación, es bajar a contar cadáveres', comentó el secretario de Defensa. 'El resultado lo averiguamos al cabo de unos días, cuando nuestros servicios de espionaje escuchan que tal jefe terrorista está malherido o que tal otro ha muerto', añadió.
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