Una versión excelente
Según y cómo, hay veces que conviene aligerar algo a los clásicos, sobre todo en lo que tiene que ver con la duración y cuando no se dispone de una ocasión única, digamos los fastos de una Bienal de Valencia, para decir la tuya acerca de esta comedia de Shakespeare, sin duda la madre de todas las comedias contemporáneas dignas de ese nombre. Es lo que ha hecho Salvador Oliva, en su excelente traducción, que incluye algunos valencianismos muy puestos en razón, y en la versión que ese gran especialista firma con la colaboración de Joan Peris.
En la obra, sobre el escenario, está lo que tiene que estar, servido por un prólogo algo desconcertante cuyo influjo se desvanece en cuanto se abre el telón y aparece una escenografía como de relato infantil y muy practicable que no contradice las muchas argumentaciones de los personajes sino que las coloca en el plano que conviene a este montaje, uno de los más alegres que hemos visto por aquí en fechas recientes de entre los de producción valenciana. La magia de Shakespeare recurre a las artes mágicas para insistir sobre un jolgorio amoroso hecho de duplicidades y de deseos muy bien contados donde el duende de Puck -aquí muy bien llevado por Ximo Solano- hará de las suyas para enredar tanto a los personajes de escenas como a los espectadores.
El somni d'una nit d'estiu
De W. Shakespeare, en adaptación de Salvador Oliva y Joan Peris. Intérpretes, Pilar Almería, José Manuel Casany, Ximo Solano, Germà Muntaner, Enric García, Manolo Melero, Paco Vila..., Coral Infantil El Raconet. Iluminación, María Doménech. Vestuario, Antonio Belart, Enric García. Escenografía, Jaume Policarpo. Dirección, Joan Peris. Companyia Teatre Micalet. El Micalet. Valencia.
Desenvoltura escénica
De entre todas las versiones que hemos visto de este magnífico texto, ésta no será la más ambiciosa, pero tal vez por ello tampoco es la peor. Joan Peris crece como director, lentamente pero con seguridad, a medida que trata asuntos más de su gusto, y está muy dotado para la comedia, si se considera cómo resuelve el peliagudo problema del mundo de los artesanos y sus ensayos de otra representación, que viene a ser la misma, en esta obra, y el desparpajo con el que se enfrenta a unas argucias escénicas de muchos quilates y con mucha historia a sus espaldas. Hay aquí un notable entendimiento del texto, y de sus muchas implicaciones, algunas apenas sugeridas en una suerte de felicidad escénica, que lleva muchas veces a divertidos hallazgos de una dicción hecha de detalles cuidadosos que brillan tanto en la esmerada valencianización del texto como en su exposición por los actores, y así aquí es frecuente que destaquen en algunos momentos incluso las interpretaciones secundarias. Esta reapertura de una sala emblemática de nuestra ciudad podrá haber sido más sonada, pero quizás no más afortunada. Un gran Shakespeare, un montaje que lo sirve de la mejor manera, una notable desenvoltura escénica y, en resumen, un espectáculo que será una alegría.
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