El día que Javier Artero superó la esclerosis múltiple
El español del Dundee juega su primer partido desde que le diagnosticaron la enfermedad
Javier Artero llevaba tres meses combatiendo la esclerosis múltiple cuando el panel de anuncios de Tynecastle anunció su nombre en la alineación del Dundee, el sábado pasado. 'El entrenador decidió que jugara los 90 minutos contra el Hearts en Edimburgo', dijo ayer el jugador; 'y quizá fue un poco precipitado porque llevaba sólo un mes entrenándome y terminé agotado'.
El 6 de septiembre, un informe médico expedido en el Ninewells Hospital de la ciudad de Dundee reveló un horizonte sombrío en la carrera de este madrileño de 26 años a quien los escoceses llaman Harry y que desde marzo de 2000 se convirtió en un volante derecho imprescindible en las alineaciones del Dundee, de la Primera División escocesa. Artero sufría una esclerosis múltiple, decía el informe, y 'comprensiblemente' corrían tiempos 'de incertidumbre' para el jugador, su esposa, Deborath, y el resto de su familia.
A partir de ahí, Artero debió superar el trago más amargo en su periplo de futbolista itinerante. Ni la indiferencia que le profesó el Real Madrid a la hora de promoverlo en las categorías inferiores, ni su breve paso por el Málaga, ni el ostracismo al que le sometió el técnico de su penúltimo club, Óscar Ruggeri en el San Lorenzo argentino, se equiparaban a la dureza de la noticia que recibió en septiembre.
La esclerosis múltiple es una enfermedad del sistema nervioso central que puede afectar al cerebro o a la médula espinal. En los años 30, una de las leyendas de los Yankees de Nueva York, Lou Caballo de Hierro Gehring padeció una variedad de esclerosis que le obligó a abandonar el béisbol. El caso de Artero es distinto. Aunque tiene fama de irreversible, en una de las formas de esta enfermedad los síntomas remiten incluso hasta que desaparecen totalmente. 'Yo tengo esclerosis', dice Artero; 'pero estoy perfectamente. Hay muchos deportistas que sufren este desorden del sistema nervioso. Tuve un episodio pero ya está pasado. Los médicos dicen que cuanto antes se manifiesta mayores posibilidades hay de controlarla para que no sea progresiva. Tengo 26 años y eso es una ventaja'.
Artero hacía la pretemporada con el Dundee cuando notó que no podía girar su ojo izquierdo. Su pupila sólo enfocaba hacia adelante. Él desdramatiza: 'Lo mío no fue tan grave. Me afectó sobre todo el nervio óptico. Veía bien, pero era como si no pudiera girar el ojo. Hay otros brotes de esclerosis que son más graves, que afectan a órganos motores o la sensibilidad en las manos'. Al principio se temió lo peor. 'Pasé miedo, un poco por desconocimiento', opina Artero. 'Luego comprobé que sólo era una inflamación, y que se curaba con cortisona'.
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