Rojo casi cambia al paraguayo porque estaba cansado y dolorido

Al igual que ocurriera en París en 1995 en la final de la Recopa ante el Arsenal, la afición zaragocista volvió a soñar con una parábola lanzada desde el centro del campo. En aquella ocasión Esnáider y Nayim dieron el título europeo al Zaragoza al batir por alto al inglés Seaman y ayer fue Acuña el que, en las postrimerías del partido, hizo estallar el júbilo entre la hinchada. Y hasta el propio Del Bosque se rindió ante la evidencia: 'Habíamos introducido a Munitis y Solari como refresco pero Acuña ha hecho realmente un golazo'.

Dentro del equilibrio que marcó el partido, el entrenador del Real Madrid no buscó excusas para analizar el pobre juego de su equipo. 'Ha sido un partido algo lento, con poca profundidad y a los dos equipos nos ha faltado velocidad. Durante buena parte del partido hemos tenido la posesión pero sin gozar de ocasiones. Nuestro control ha sido baldío porque hemos tenido muy pocas aproximaciones'. El técnico madridista añadió: 'Lo más justo hubiese sido un empate a cero o a uno'.

Por su parte, Txetxu Rojo se mostró mucho más animado. La victoria le viene de perlas al técnico vasco al que ya se le estaba acabando el crédito entre la afición zaragocista. Para Rojo el golazo de Acuña hizo justicia. 'En la primera parte hemos sido bastante superiores y en la segunda, cuando teníamos controlado el partido, el gol de Raúl nos ha sorprendido'.

Rojo reveló que segundos antes del bombazo habló con Acuña, que había sufrido un golpe. 'Le pregunté cómo estaba y me dijo que sólo era un golpe, pero que estaba muy cansado, normal tras 90 minutos; pero menos mal que no le cambié'. Acuña viajó anoche a Paraguay para incorporarse a la convocatoria de su selección.