Lo oficial y lo oficioso
Peculiar concierto el de Kenny Garrett. Por un lado, siguió la línea golfa y desaliñada de uno de los posboppers más postineros, Jackie McLean, y, por otro, se mostró afín al funk, al rap y a la balada perfumada de pop. Ésta muy legítima dualidad tenía que desembocar en una muestra bífida: la que se podría llamar oficial, concentrada en la acostumbrada hora y media de actuación, y la oficiosa, reservada para una propina de 45 minutos. Por intensidad y calidad, quizá habría que ensalzar la primera; por poder de comunicación y talante lúdico, sería más fácil recomendar la segunda.
El cuarteto de Garrett se dejó las suelas de los instrumentos ya en la salida, como si se dispusiese a correr la maratón a la velocidad de los cien metros lisos. Ahí empezó a descubrir el antiguo saxofonista de Miles Davis su tendencia a la profusión y al ardor. El anticipo se confirmó después en otras dos piezas originales, algo romas en imaginación y excesivamente largas. 15 o 20 minutos es demasiado tiempo a menos que se sea un John Coltrane. Y justo a una composición de Coltrane, Giant Steps, recurrió Garrett para demostrar que no le asusta ni la más temible progresión de acordes. Se le veía firme y confiado con el apoyo del contrabajo monolítico de Charnett Moffett y la batería de Chris Dave.
Kenny Garrett Quartet
Kenny Garrett (saxos alto y soprano, voz), Vernell Brown (piano), Charnett Moffett (contrabajo) y Chris Dave (batería). San Juan Evangelista. Madrid, 8 de noviembre.
Se sabe de varios percusionistas que optan por banquetas muy bajas, pero nunca se había visto en el San Juan ocupar un taburete tan alto. La postura no era casual: Dave se comportó como un batería hiperactivo que se tomó los acompañamientos como solos, y los solos como regalos a su ego. Aunque practicó el tiro a los platos con ametralladora, esta vez se le perdonó porque era su cumpleaños. En ese ambiente de fiesta (el batería incluso sopló la vela de una tarta) se desarrolló la kilométrica propina, bien aprovechada por Garrett para desdoblar su apretado catálogo estético. Como si prefiriera dejar sus otras aficiones para después del trabajo, rapeó en Back Where You Started y expuso con gran escrúpulo formal un tema de atmósfera entre elegíaca y pastoril. Al final, se había completado la metamorfosis y Garrett acabó pareciéndose bastante a aquel Hank Crawford que cargaba todavía más la atmósfera de los típicos clubes de los años sesenta con su música sofocante.
Babelia
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