Björk seduce al público del Liceo con un concierto que fue un paseo por sus sueños
Como un cuento de hadas comenzado en la lejana tierra de los hielos y concluido aquí, donde el sol calienta las palmeras. Lo que un día pensó la protagonista se hizo ayer realidad en un solemne teatro lírico repujado con dorados y vestido con tapicerías acolchadas.
Sea como fuere, el de Björk no fue un concierto que musicalmente requiriese de forma perentoria el Liceo. Los arreglos de las piezas como las que pasaron por escena también podrían sonar de manera adecuada en cualquier lugar pensado para ofrecer música en directo. De todas las maneras, eso sí, el plus simbólico que supone el Liceo explica el porqué de la proyección pública de este recital. En su parte final, y con Björk habiendo demostrado sobradamente toda su versatilidad como vocalista, composiciones como In our hand certificaron la entrega de un público encantado con ese cuento de hadas que Björk contó.
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