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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Del recinto ferial

El domingo 21 de octubre me dirigí en coche con mi hermano y con mi novio al Recinto Ferial de la Casa de Campo para ver la exposición de maquetismo, aeromodelismo y radiocontrol, que finalizaba ese día. Accedimos sin problema al recinto, custodiado por guardias de seguridad privados, y entramos en la zona de aparcamiento, indicada por otro de los guardias.

Al comprobar que todos los espacios habilitados para aparcar eran de pago (600 pesetas), decidimos salir y preguntar en la entrada si era posible dejar el vehículo en alguna zona gratuita.

Ya en la entrada, y antes de poder articular palabra, uno de los guardias nos pregunta de muy malos modos que a dónde nos dirigimos y nos comunica que no hay ningún parking gratuito.

Así pues, buscamos una zona donde dar la vuelta sin interferir al resto de los automóviles. Mientras, pensamos que ya que estábamos allí pagaríamos las 600 pesetas, un día es un día. Cuál es nuestra sorpresa cuando vemos cómo desde lejos el guardia encargado del parking nos hace un gesto para que demos la vuelta y nos invita a marcharnos, pues, según él, ya no quedan plazas.

Sin embargo, otros coches estaban pasando a la zona de aparcamiento sin problema. Indignados, volvemos media hora más tarde en compañía de mi padre. Pasamos el primer control normalmente y, ya dentro, vemos cómo el guardia anterior nos indica que pasemos.

Yo, muy molesta, le comento que qué bien que ya haya hueco. Primero no se da cuenta, pero cuando reacciona, adopta una actitud de chulería que ya no abandona y nos prohíbe pasar, alegando que no hay plazas libres.

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Obviamente, mi padre sale a pedir explicaciones, que el citado no quiere dar. Aparece el superior, que, tras hablar con su subordinado, dice que hemos 'infringido las normas y nos hemos saltado un control', que 'aquí nadie hace lo que le da la gana' y que a mí se me dijo que no había sitio por no decir 'me cae mal su cara'.

Se niegan a enseñarnos esas normas y, bajo amenazas, nos echan del recinto, al que califican de 'privado' (es municipal) y que ya veremos si nos atrevemos a entrar con el coche. Al final, no vimos la exposición.

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