El Sporting frena en seco al Oviedo

Gracias a uno de sus típicos subidones, el Sporting despachó el duelo regional como el que no quiere la cosa. Sin importarle la condición de invicto de su eterno rival, ni el gambazo de la semana anterior frente al Nástic, el equipo gijonés se adelantó en el marcador, superó el momento delicado de un penalti con expulsión añadida y sentenció en el segundo tiempo al contragolpe. Un trago amargo para el Oviedo, que deja solo al Atlético de Madrid en lo más alto.

La tremenda solidez que había llevado al Oviedo a escoltar al Atlético, invicto y con tres goles encajados en diez partidos, se esfumó desde el minuto 7 del partido. Como mandan los cánones de la rivalidad, el equipo de casa empujó desde el inicio, llenando el área de balones que provocaron las primeras expectativas. Pero el primer ataque del Sporting fue un anticipo de la tónica del juego: Villa se fue de los centrales y se plantó ante Esteban, que retrasó el 0-1 con un córner que finalmente remachó Lozano tras otra gran parada del guardameta.

A partir de ahí, la fiesta de la rivalidad se convirtió en un calvario para el Oviedo. Nadj, que reaparecía tras superar una lesión muscular, tuvo que dejar paso a otro chaval de la cantera, Pablo Díaz. Los jóvenes oviedistas notaron más que nadie la presión de un partido como éste, mientras que los chicos del equipo gijonés -Pablo Amo, Villa, Pablo Álvarez y compañía- disfrutaban como niños.

El Sporting contuvo sin demasiados problemas las acometidas locales hasta que uno de los ayudantes del árbitro dejó su sello en el partido. Dorado sacó bajo los palos un remate de Onopko y, pese a mostrarle a Arcas Piqueres la prueba del balonazo en el pecho, vio la tarjeta roja. El lanzamiento de Geni fue una metáfora del Oviedo de ayer: un tiro flojo, miedoso, que Valencia no tuvo apenas problemas en detener.

Poco después, el internacional ruso Onopko picó como un veterano e igualó las fuerzas, lo que en realidad suponía el golpe de gracia para el Oviedo.

En el segundo tiempo, con Tomic en el campo, los locales lo intentaron de una forma más civilizada, pero no hubo manera. El Sporting ya se había subido a la ola y hacía mucho más daño al contragolpe que el Oviedo a base de insistir. Hasta que Villa, el primer delantero de la cantera de Mareo con muy buena pinta desde la época de Luis Enrique y Juanele, decidió cerrar el debate en favor del Sporting.