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Juan Mieg presenta en Bilbao una veintena de cuadros que plasman sus 'murmullos' íntimos

El pintor vitoriano reúne en la galería Epelde y Mardaras su producción más reciente

Juan Mieg (Vitoria, 1938) continúa buscando dentro de sí mismo para luego transmitir 'el murmullo' que ruge en su interior a través de la pintura. Esa exploración íntima es lo que se intuye en la veintena de cuadros que presenta desde el pasado viernes en la galería Epelde y Mardaras de Bilbao. La exposición, que según Mieg mantiene 'el estilo del autor', estará abierta hasta el próximo 27 de noviembre. En ella se reúne lo más reciente de su producción. 'Dos días antes de la inauguración aún le estaba dando los últimos toques a una de las pinturas', afirma el artista.

A lo largo de su ya larga carrera artística, Juan Mieg se ha ido desprendiendo de artificios, dejando atrás la experimentación con todo tipo de materiales, la consecución de lo moderno por lo moderno y huyendo 'del grito en la pintura', para llegar a su actual obra, 'intuitiva'. Grises, azules, rosas, alguna concesión de ocres, trazos emborronados que se superponen y la total utilización del óleo, incluso tal y como sale del tubo, para conformar una figuración geométrica esquematizada. 'En el momento de pintar lo que me preocupa es sentir algo lo más íntimo posible y es el óleo el que me proporciona más dimensión', indica Mieg.

La veintena de cuadros que presenta estos días en la galería Epelde y Mardaras de Bilbao (Alameda de Mazarredo, 65) son lo más reciente de su producción, pintados en los últimos 12 meses. 'Mis cuadros son la prolongación de mí', asegura Mieg. Por eso considera que el trabajo que ahora muestra es la lógica consecución de su producción hasta ahora. 'Cuando estás en el estudio muchos cuadros te parecen de ruptura, pero luego veo que son una prolongación de mi obra. Un autor siempre se reconoce por mucho que cambie'.

Actitud meditativa

El pintor, miembro fundador del grupo Orain, cuyo trabajo se ha expuesto en los más importantes museos del País Vasco y que tiene obras en colecciones públicas y privadas, trabaja en varios cuadros a la vez. 'Siempre estoy con cinco cuadros a un tiempo', comenta. En su proceso de creación, Mieg considera muy importante adoptar 'una actitud meditativa' que le permita dejar aflorar su interior. 'De repente, los cuadros te empiezan a decir algo y sabes que estás transmitiendo sensaciones, sentimientos. De la elaboración de una obra, lo que más me atrae es el fulgor que surge de ella en un momento dado'. El autor afirma que es muy lento en la realización de una pintura. 'Muchos de mis lienzos tienen debajo varias capas con otros cuadros', comenta.

Mieg recalca la importancia de deshacerse de corsés y limitaciones a la hora de crear, así como de influencias externas que trastornen su expresión. 'Cuando uno busca en el mundo interior es cuando es individual. Así es mi pintura. Yo no me englobaría en ningún movimiento, ni sé ni me importa lo que se está haciendo en estos momentos. Sólo quiero trabajar en lo mío y ya está', dice.

El artista vitoriano siempre se enfrenta a un lienzo en blanco sin planes previos, sin saber de antemano qué es lo que va a surgir de su yo más profundo. 'La creatividad es la antítesis de eso. Surge cuando el artista desaparece, cuando se hace el vacío', define. Por ello, cree que el público debería visitar su exposición 'con la mente abierta' para 'recibir sin prejuicios' o, de lo contrario, 'no hay transmisión posible' entre la obra del creador y el espectador.

París y Picasso

Mieg comenzó su formación artística en la Escuela de Bellas Artes y Oficios de Vitoria para más tarde continuar su aprendizaje en Madrid y Barcelona. Su posterior viaje a París, en 1962, posibilitó su contacto con el informalismo europeo y el americano. Fue una época que le marcó definitivamente. 'En los años 60, aquí en España no había nada para un pintor. Fue fundamental que lograra escaparme a París', recuerda ahora. También cree que le marcó su encuentro con Pablo Picasso, cuyos cuadros le impactaron en la primera exposición que se hizo en España del autor malagueño. 'Me impresionó. Ver esos trazos fue muy importante para mí', reconoce.

'Desde los años 70 ya empecé a vislumbrar lo que ahora quiero. Antes era más egocéntrico, quería hacerme notar en este mundo. Ahora ya no me interesa. Sólo quiero hacer lo que tengo que hacer, dejarme llevar, lograr que lo de dentro coincida con lo de fuera', resume.

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