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Columna
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Moción de censura

La semana pasada se debatió en el Parlamento de Cataluña la primera moción de censura que se ha presentado en la Cámara catalana desde su constitución en el año 1981. Fue presentada por parlamentarios del PSC, que proponían como candidato a la presidencia de la Generalitat a Pasqual Maragall.

La moción de censura no prosperó. Con la regulación de la moción de censura en el Estatuto de Autonomía de Cataluña, que es la misma de la Constitución y de la de todos los demás estatutos de autonomía sin excepción, es prácticamente imposible que una moción de censura triunfe. No basta con que el partido del Gobierno dé muestras de agotamiento, sino que tiene que producirse un trasvase de parlamentarios de la mayoría gobernante al partido de la oposición que presenta la moción de censura para que ésta pueda prosperar. Y esto sólo ocurre en circunstancias muy excepcionales. La llamada moción de censura 'constructiva', que nuestro sistema político en su conjunto, tanto el estatal como los autonómicos, importó de la Ley Fundamental de Bonn, no está pensada para derrotar al Gobierno y forzarlo a dimitir, sino que está pensada para darle estabilidad, esto es, para protegerlo frente a la estrategia de la oposición dirigida a conseguir el objetivo de derribarlo.

Ello no quiere decir que la presentación de una moción de censura carezca de sentido. La moción de censura en nuestro sistema político tiene una doble función:

1ª La primera es una función negativa, de censura. Se trata de hacer visible ante la opinión pública el agotamiento de una fórmula de gobierno.

2ª La segunda es una función positiva, de investidura, esto es, de oferta de un programa de gobierno alternativo. Con ella se trata de dar seguridad a la ciudadanía y de poner de manifiesto que si el actual Gobierno no sabe a dónde tiene que dirigirla, sí hay alguien que sabe hacerlo.

Ambas funciones se articulan en el acto parlamentario de la presentación de la moción de manera sucesiva y son protagonizadas por distintas personas. El momento negativo de la censura no es protagonizado por el candidato a presidente, sino por un dirigente designado por el partido signatario de la moción. En Cataluña ha sido Joaquim Nadal. El momento positivo de la oferta de un nuevo programa de gobierno sí es protagonizado por el candidato a presidente, que es el único que se somete al debate con los portavoces de los distintos grupos parlamentarios, como si fuera un debate de investidura. El protagonista del mismo ha sido Pasqual Maragall.

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Con la presentación de una moción de censura se trata por tanto de hacer visible el agotamiento de una fórmula de gobierno y de hacer creíble una fórmula alternativa . Si no se consigue hacer visible la primera, es prácticamente imposible hacer creíble la segunda. De ahí que la presentación de una moción de censura sólo tenga sentido cuando se tiene la convicción de que realmente la fórmula de gobierno que se censura está agotada, pues, de lo contrario, el tiro, como vulgarmente se dice, saldrá por la culata.

Pero cuando se está convencido de que la fórmula de gobierno está agotada, la presentación de la moción de censura no es sólo un derecho, sino casi una obligación para el partido que puede hacerlo. Es casi la única manera que tiene de hacer creíble para la opinión pública su denuncia de agotamiento de la fórmula actual de dirección política de la comunidad. Los dirigentes de un partido que tienen la posibilidad de plantear una moción de censura no pueden estar diciendo todos los días en los medios de comunicación que el Gobierno está agotado, que carece de cualquier tipo de programa digno de tal nombre y que le falta incluso la ilusión para intentar proponer uno, y a continuación quedarse cruzados de brazos. Cuando se dispone de la posibilidad de exponer de manera ordenada, sistemática y solemne en el Parlamento, y con la máxima cobertura informativa, cuáles son las razones por las que se considera que la fórmula de gobierno está agotada y cuál es la fórmula alternativa que se ofrece, y no se hace uso de ella, no es fácil que los ciudadanos vean que la fórmula de gobierno está agotada y que resulte creíble la existencia de una alternativa. El discurso del agotamiento de la fórmula de gobierno por parte del primer partido de la oposición, exige para ser creíble la presentación de la moción de censura. No se puede disponer del instrumento para convencer a la ciudadanía de que existe una alternativa programática y personal a la situación de desgobierno que se denuncia y no hacer uso de la misma sin pagar un precio por ello.

Creo que ésa es la situación en que nos encontramos en Andalucía. Desde hace bastantes años los dirigentes del Partido Popular vienen repitiendo que la fórmula de gobierno puesta en práctica por el PSOE está agotada. Teófila Martínez y Antonio Sanz han llegado a afirmar que el presidente de la Junta de Andalucía está 'de vacaciones' y que éste es un lujo que nuestra comunidad no puede permitirse.

Antonio Sanz y Teófila Martínez disponen del instrumento para hacer ver a los ciudadanos andaluces que lo que están diciendo se lo creen de verdad. Mediante la presentación de la moción de censura Antonio Sanz podría argumentar en el Parlamento y ante las cámaras de la televisión, que sin duda retransmitirían el acto en directo, por qué considera que el Gobierno está agotado. Teófila Martínez tendría a continuación la posibilidad de presentar su programa de gobierno y de debatirlo con los portavoces de todos los grupos parlamentarios también con cobertura televisiva directa.

No sé muy bien a que están esperando para presentarla. Si de verdad se creen lo que están diciendo, no entiendo por qué no utilizan el instrumento de que disponen para transmitir su convicción a los ciudadanos andaluces. Únicamente la falta de confianza en ellos mismos puede explicar que no hagan uso de la moción de censura. Una cosa es predicar y otra dar trigo, dice el refrán. Y algo de eso parece haber en el miedo escénico de Antonio Sanz y Teófila Martínez.

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