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Reportaje:

De oficio, periodista

Josep Pernau recibe un emotivo homenaje de sus compañeros de profesión

La vocación periodística de Josep Pernau fue temprana, aunque él no lo supo hasta muchos años después. Tenía sólo 10 años cuando en el examen de ingreso al bachillerato le pidieron una redacción. Ni corto ni perezoso, el aspirante a bachiller escribió una composición acerca de los bombardeos del Ejército de Franco sobre su ciudad, Lleida, que tanto dolor habían causado a su familia. Al saberlo, su madre, a quien una bomba de la guerra civil había dejado viuda, le advirtió de que de este asunto no era conveniente hablar, y mucho menos escribir. Inconscientemente, el aplicado estudiante había descubierto dos de los deberes de todo periodista: observar el mundo con espíritu crítico y transgredir. El propio Pernau recordó ayer esta lejana charla con su madre en el Colegio de Periodistas, donde recibió un entrañable homenaje de sus colegas de profesión, al que él correspondió emocionado con un parlamento repleto de jugosas anécdotas y de referencias a la historia reciente del periodismo catalán.

Éste es el tercer año que el Colegio de Periodistas reconoce una trayectoria que es punto de referencia para el conjunto de la profesión. Bajo el epígrafe Ofici de periodista, han sido premiados en las dos anteriores ediciones José María Martí Gómez y Maria Eugènia Ibáñez.

Abrió el acto de homenaje a Josep Pernau el decano de la entidad colegial, Salvador Alsius, que recordó su vínculo de años con el veterano periodista, que fue su profesor en la Escuela de Periodismo de la Iglesia y su director en Diario de Barcelona, y le precedió en el cargo de decano de los periodistas catalanes. Gabriel Pernau, hijo de Josep, periodista a su vez, fue el encargado de glosar la figura de su padre. Y lo hizo con tal sinceridad y afecto por el hombre que, además de darle la vida, le regaló el amor por su oficio que tocó la fibra sensible de los numerosos presentes que abarrotaban la sala de actos del colegio, periodistas en activo la mayoría. Articulistas de renombre, plumillas y muchos directores de medios, pero también redactores de trinchera, compañeros de Pernau o simples admiradores que no quisieron perderse la celebración.

Gabriel Pernau, tras trazar un perfil de su padre, evocó con voz entrecortada por el peso de la emoción su infancia de hijo de periodista. Las mañanas silenciosas de su casa, en la calle de Sèneca, donde su madre les tenía prohibido, a él y a sus hermanos Neus y Jordi, hacer ruido, porque su padre dormía. Lógico: el trabajo le obligaba a llegar de madrugada. También la fascinación que sus amigos de la escuela sentían por los Pernau porque eran hijos de periodista. 'Y sin embargo', recordó Gabriel con un toque de ironía que seguro que ha heredado de su progenitor, 'eran los padres que construían edificios o curaban enfermos los que tenían los coches más grandes, y no el nuestro'.

Josep Pernau, que iba para maestro y acabó en la redacción de El Correo Catalán, donde en 1954 se ganó su primer sueldo como periodista, repasó lo que ha sido su vida en los diarios. Bromeó sobre la precariedad económica de sus inicios, cuando ejercía de 'crítico municipal' -'una de las pocas cosas que se podían criticar entonces eran las farolas y el pavimento'-; se apenó por las amenazas que recibió de la extrema derecha durante los años de la primera transición democrática; habló de los tiempos del Grup Democràtic de Periodistes y, por fin, de su última etapa como titular desde hace 20 años de la columna diaria 'Opus mei' en El Periódico. Al acabar, el auditorio en pie le dedicó un sentido aplauso.

El modelo de la televisión pública, a debate

El modelo de gestión de la televisión pública en España fue el tema de debate elegido por el Colegio de Periodistas, el Sindicato de Periodistas de Cataluña y la Confederación de Sindicatos de Periodistas en la denominada Jornada Anual de los Periodistas Catalanes, que se celebró ayer. El invitado en esta edición fue el periodista de la televisión pública checa Jan Molacek, uno de los profesionales que participaron en el encierro en la sede de la cadena en protesta por el nombramiento de un director general con criterios políticos y no profesionales. La iniciativa, que tuvo el respaldo de la población, logró la sustitución del alto cargo y la reforma de la ley audiovisual. Los participantes en las dos mesas redondas organizadas en el marco de la jornada coincidieron en que el actual modelo de televisión pública en España está excesivamente politizado y en que, para evitarlo, se precisa una reforma del marco jurídico que incluya una financiación pública estable y que garantice la independencia de los medios de los poderes gubernamentales.

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