'Prefiero un árabe de mirada leal a un militarista arrogante'
Desde que en 1971 publicó su primer disco, Fetus, Franco Battiato siempre anduvo por caminos singulares. Nacido en 1947 en la ciudad siciliana de Iona, estudió guitarra y enseguida apuntó hacia lo experimental: Stockhausen, Luigi Nono, John Cage. Eran los setenta. Hasta 1978, Battiato no conectó con el público. El éxito llegó con discos como L'Arca de Noe (1982) y Nómadas (1987). En los noventa, rizó el rizo y retornó a los clásicos: en Como un camello en un canalón interpretó a Beethoven, Wagner, Brahms y Berlioz. Estamos en 2001, y Battiato ha descubierto el mestizaje, de músicas e idiomas, según se ve en sus últimos discos: Fleurs (el 19º de su carrera), Decoder (el 20º) y el último, Ferro battuto (el 21º).
'Hay síntomas de que vamos hacia un renacimiento de las conciencias'
El cantante actúa, hoy y mañana, en el teatro Albéniz, dentro del Festival de Otoño madrileño, y promete mucha mezcla de ritmos y de lenguas, baladas y canciones marchosas, versiones de los setenta, un cuarteto de cuerda y un cantante que es filósofo, Manlio Sgalambro, y a la vez el autor de las letras.
Junto a eso, el alto y comprometido Battiato trae su clásica toma de postura pacífica y racionalista, inspirada desde hace tiempo en las enseñanzas de los sufíes.
Pregunta. Parece que el Gobierno italiano se ha sentido molesto por una entrevista suya a Il Corriere della Sera en la que usted rechazaba la presunta superioridad de Occidente proclamada por Berlusconi.
Respuesta. En realidad, la entrevista era muy moderada, no mostraba una actitud extrema en absoluto, decía cosas bastante compartibles por personas racionales. La idea era que el ataque del 11 de septiembre fue simplemente un ataque terrorista, un ataque brutal, pero no una declaración de guerra. Aunque les haya sido cómodo tomarlo como eso, no lo era. Y la consecuencia de ese error es que mucha gente pobre del pueblo afgano está sufriendo las consecuencias, marchando hacia un no-lugar sin protección, con 60.000 mujeres a punto de parir, metidos en una existencia infernal. Sólo estoy a favor del pueblo afgano. Bin Laden ha demostrado ser un hombre muy peligroso. Pero me niego a aceptar la arrogancia prepotente de Bush, ese 'o estáis con nosotros o contra nosotros'. Reclamo un lugar neutral, pero entre un militarista arrogante de mirada turbia y un árabe de mirada leal, me quedo con el segundo. Nuestro único enemigo es el enemigo de la compasión, el que machaca al débil.
P. ¿Cree que han cambiado las cosas desde el 11 de septiembre?
R. Sí, hay síntomas de que vamos hacia un renacimiento de las conciencias después de haber sufrido una gran conmoción. Los occidentales tenemos sensación de culpa: el otro también existe. La política debe representar el estado de ánimo del pueblo, y Berlusconi no lo ha hecho. Pero cuando lo atacan diciendo que la televisión que hacía arruinaba al pueblo italiano, yo no estoy de acuerdo. Que la apaguen y ya está. Es lo mismo que con la música: la gente ama la música fácil, y la industria se limita a dársela.P. ¿Y cómo ve la música italiana?
R. No podría dar una respuesta precisa sobre eso, pero no me gusta ser catastrofista. Vaya como vaya, está yendo hacia adelante. Incluso las cosas frívolas, feas, se hacen con cierto gusto y sonoridad. Estoy totalmente a favor de la música nueva.
P. Y los clásicos como usted, Mina o Celentano siguen triunfando.
R. No niego que puede llegar a ser irritante, pero es que no se ha producido el cambio generacional. En los sesenta y los setenta se produjo, pero desde hace 20 años el corazón de la gente permanece con los cantantes viejos.
P. ¿Siente que han ejercido ustedes algún tipo de influencia?
R. En mi caso es así porque siempre he sido un músico que incorporaba el pensamiento de la vida; otros sólo han hecho canciones. La gente que me sigue a veces se desilusiona si me alejo del misticismo, pero es que necesito hacer una canción de amor de vez en cuando. Hablo para tratar de no repetirme. Lo dicho, dicho está, y luego tratemos de seguir adelante.
P. Pero en sus últimos discos ha hecho versiones de otros...
R. Es que me gusta más cantar que antes. Pero me sigo considerando un proletario del espíritu, un artista que trata de tener compañeros de viaje que necesitan afecto, amor y protección.
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