Última batalla
Me pareció inútil, inexacta, falta de sentido e injusta la crítica de Julio A. Máñez que el 23 de octubre publicó este periódico sobre la obra Última batalla en el Pardo, representada en el teatro Talía de Valencia. Escrita a mi parecer un poco a la ligera, el resultado es lamentable. ¿Se pretendía sacudir las fibras internas más sensibles del lector y así manipularlo, o por el contrario hacer ver lo que en realidad no es? No es ésa la misión de la crítica. El dramaturgo José María Rodríguez Méndez, así como su obra, son sobradamente conocidos, admirados y respetados por cuantos aman el teatro. Un crítico teatral no puede, o mejor dicho, no debe, cargarse alegremente de un plumazo (es un decir) toda una generación, un autor y su obra y mucho menos sin tener la capacidad, autoridad ni los conocimientos necesarios para ello. Última batalla en el Pardo está interpretada por dos actores, Fernando Guillén y Pep Sais, de reconocida y larga experiencia, quienes junto con el equipo técnico demuestran cada día la ilusión, el esfuerzo, la profesionalidad y también la admiración que este autor y su obra merecen. Todo ello para que el público la vea y disfrute en libertad y así contribuir en la medida de lo posible a que el teatro siga siendo el alimento del espíritu que tanto necesitamos y más en estos tiempos en los que no sé si las batallas, pero con toda seguridad esta guerra entre musulmanes y cristianos, ya hemos perdido. Hay una anécdota en la que según parece un periodista le preguntó a don Jacinto Benavente sobre la obra de don Ramón María del Valle Inclán, a lo que éste respondió que le parecía un buen autor que dominaba el lenguaje. El periodista le replicó que don Ramón opinaba todo lo contrario respecto de su obra, de la de Benavente. Don Jacinto apostilló que quizás ambos estuvieran equivocados...-
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