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Elecciones en Galicia

El PP necesita superar el 70% del voto emigrante para arrebatar un escaño al PSOE

Xosé Hermida

Las ilusiones del PP en la noche electoral sobre la posible recuperación de dos escaños tras el recuento, previsto para mañana, del voto de la emigración fueron esfumándose ayer poco a poco. Los analistas del PP y del PSdeG profundizaron en los cálculos, y la conclusión es poco optimista para los populares, que el domingo, en pleno fragor triunfal, habían alimentado la esperanza de romper, gracias a los sufragios del exterior, la barrera de los 42 diputados que Manuel Fraga consiguió en 1997 (uno menos en esta ocasión). El PP no lograría arrebatar ninguno de los dos escaños en disputa al PSdeG ni aun en el caso de que Fraga repitiese entre los emigrantes el espectacular resultado de los anteriores comicios (68,8%).

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Sólo si el PP superara la barrera del 70% podría peligrar para el PSdeG-PSOE su tercer diputado por Ourense. No parece probable. En la noche electoral, los populares también se habían marcado el objetivo de arrebatar a los socialistas otro escaño por A Coruña. Pero ayer, tras un estudio más minucioso, fuentes del PP se sumaban a la impresión de analistas independientes y del PSdeG: a no ser que se produjera un resultado casi inverosímil en el escrutinio de los residentes ausentes, no habrá variaciones en los diputados en A Coruña.

Los cálculos, en todo caso, tienen un margen de error por la ausencia de datos fundamentales. En primer lugar, ni siquiera se ha facilitado el número total de emigrantes que han votado. La Delegación del Gobierno en Galicia sólo informó de que hasta las siete de la tarde del domingo se habían recibido 60.684 sufragios del exterior, un 33% más que en las elecciones de 1997 a la misma hora. Si se confirmara esa tendencia, la participación total de los emigrantes podría situarse en un 32%, siete puntos más que hace cuatro años. Eso supondría cerca de 90.000 votos del exterior, de un censo de 268.000.

En los anteriores comicios, el PSdeG obtuvo entre los emigrantes una cuota de apoyo similar a la de Galicia (un 20%). Pero en el caso de PP y BNG la desproporción entre los votos del interior y del exterior fue enorme: los populares lograron el 68,8% de los sufragios de los residentes ausentes y el BNG no llegó al 5%.

De ahí que el BNG acabase perdiendo un diputado en favor del partido de Fraga. Esta vez, los dos escaños más reñidos se los disputan populares y socialistas. Y si el voto de la emigración mantuviese la tendencia de 1997, ni siquiera el aumento de participación permitiría al PP arrebatar ningún diputado al PSdeG. Los socialistas, además, apuntan que nunca habían hecho una campaña tan intensa en el extranjero y por eso creen que el aumento de votantes les favorecerá tanto a ellos como al PP.

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Los vericuetos de la ley D'Hont hacen difícil un cálculo exacto de los votos de diferencia que necesitaría el PP para poner en peligro los escaños socialistas. Pero los técnicos ponen un ejemplo puramente teórico: si el PSOE no lograra un solo sufragio de los emigrantes de A Coruña, el PP necesitaría 15.000 para ganarle un diputado, y en el caso de Ourense, a los populares les harían falta 3.000. Esa diferencia se ensancha en progresión geométrica según vayan creciendo los votos socialistas.

Durante la noche electoral también se especuló con la posibilidad de que los sufragios de la emigración permitiesen al PSOE superar finalmente al BNG y lograr la segunda plaza. Pero un análisis más sosegado revela que se trata de una hipótesis descabellada: ni aun si el nacionalismo se mantuviese entre los emigrantes tan débil como en 1997, el PSOE podría remontar los 20.000 sufragios de ventaja que obtuvo en Galicia la organización de Xosé Manuel Beiras.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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