Dar la cara
Martínez ha anunciado la interposición de una querella por injurias y calumnias frente a Álvaro Cuesta, que es el secretario federal de Ciudades y Política Municipal del PSOE. El anuncio está motivado por una frase de Álvaro Cuesta. Ha dicho que 'Teófila Martínez es testaferra política de Rato y de algo más... de determinados intereses económicos'.
No parece que una querella por calumnias sea el camino. No se imputa ningún delito a Teófila. Esta imputación resulta imprescindible para que se dé este tipo penal y pueda triunfar una acción de esta naturaleza. En cualquier caso, prospere o no, hay algo que está claro: Teófila no es de Rato. Se comprende que, con independencia del éxito de la querella, quiera que se conozca que no es de Rato. Más en unos tiempos en los que su propio grupo lleva un rato largo discutiendo las bondades del ministro para la política. De todas formas, cualquiera que sea la intención que haya guiado el anuncio, en el que lógicamente debe comprenderse la defensa de su honestidad pública y privada, no se entiende demasiado que emplee la querella como medio único de defensa. Se trata de un procedimiento lento, y la lentitud favorece la permanencia del descrédito que, según dice, contiene la frase. También porque se ha visto en numerosas ocasiones, y con manifestaciones de mayor calado -Pedro Pacheco tiene un largo rosario de ellas-, que los excesos verbales de los políticos no acaban en condena penal.
De ahí que si, realmente, lo que se quiere es alejar cualquier confusión que permita hacer pensar que su marido ha representado a sociedades de la familia Rato en negocios de un tráfico mercantil que no sea el ordinario, exista un camino más fácil. Basta con salir al encuentro. Dar la cara. Sería suficiente que Martínez sacara a la luz los actos mercantiles en los que su marido ha participado como apoderado de Viajes Ibermar, cuya propiedad es de la familia Rato. La privacidad de los negocios no es igual que el secretismo.
Retrasar algo que está en su mano, como es dar a conocer unas operaciones que se presumen legales, y ampararse en una querella -que puede interponer simultáneamente, pues no es incompatible con dar explicaciones- no se entiende demasiado.
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