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'Los talibanes tienen buenos principios y buenas intenciones'

Naser Farid Wasel, el muftí de Egipto, la principal personalidad religiosa oficial del valle del Nilo, prefiere hablar del problema palestino. 'Las imágenes de los niños palestinos abatidos por las balas israelíes son insoportables', dice a EL PAÍS en una conversación celebrada poco antes del comienzo del acto de solidaridad con el vecino pueblo árabe. Pero Wasel no puede escurrirse del otro gran asunto de la actualidad mundial y, a una pregunta sobre los talibanes afganos, responde diplomáticamente. El muftí no condena sus objetivos, pero sí sus métodos.

Nombrado por el presidente Hosni Mubarak en 1996, la misión de Wasel es dictar sentencias o fatwas sobre cuestiones de la vida cotidiana de los musulmanes que no están abordadas en el Corán, los dichos de Mahoma o la tradición de la jurisprudencia islámica.

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Pero, al margen de autoridades tradicionales como Wasel o Muhamed Sayed Tantawi, el gran jeque de la mezquita cairota de Al Azhar, se alzan ahora los personajes como el millonario saudí Osama Bin Laden y el médico egipcio Ayman al Zawahri, que, sin ser profesionales de la jurisprudencia islámica, emiten fatwas y hacen declaraciones de yihad o guerra santa. Wasel y Tantawi los miran con desconfianza, como gente que practica el intrusismo. Pero no osan enfrentárseles directamente.

Pregunta. ¿Cuál es su opinión del islam que imponen los talibanes?

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Respuesta. Creo que sus principios e intenciones son buenos, que su objetivo es el compartido por la umma o comunidad islámica. Pero ellos tienen sus propios métodos, su propio estilo. Y a veces estos métodos no están en consonancia con la tradición islámica. El islam no debe ser impuesto por la coerción, debe expandirse por la convicción.

P. Tras los atentados del 11 de septiembre, EE UU ha desencadenado la guerra contra el terrorismo de Bin Laden y sus protectores afganos. ¿Cómo vive usted esta situación?

R. Con mucha inquietud. Los musulmanes estamos a favor de la guerra contra el terrorismo y la libramos en nuestros propios países. Pero la que lleva a cabo EE UU tiene un doble problema. En primer lugar, no nos han sido mostradas pruebas de que los autores de los atentados sean los que EE UU dice que son. En vez de bombardear Afganistán, EE UU debería terminar las investigaciones y presentar las pruebas. Y, en segundo lugar, estamos muy preocupados por los civiles de Afganistán. Una vez más, las bombas caen sobre niños, mujeres y ancianos musulmanes.

P. Existe un debate entre los musulmanes sobre si el suicidio, como el practicado por los terroristas del 11 de septiembre, es o no un método legítimo. ¿Cuál es su opinión?

R. No lo es. El Corán y toda nuestra tradición establecen claramente que la vida propia sólo pertenece a Dios. Tampoco es legítimo matar intencionadamente a civiles, aunque sean del campo de los enemigos. Si es cierto que esos atentados los cometieron musulmanes, no actuaron correctamente.

P. Bin Laden y Al Zawahri han llevado lo que llaman yihad o guerra santa al corazón de EE UU, y con métodos de crueldad hasta ahora desconocida. ¿Usted cree que estamos frente a una yihad?

R. En el sentido profundo de la palabra, no el que ustedes, de modo simplificado, emplean en Occidente, los creyentes siempre estamos en una yihad, en un esfuerzo permanente por ser buenos musulmanes. Pero, si usted me está preguntando por conflictos internacionales, le diré que mi principal preocupación es el sufrimiento del pueblo de Palestina. Este sufrimiento dura ya más de cincuenta años y se ha agravado en los últimos tiempos. Las imágenes de los niños muertos por balas israelíes son insoportables. Nadie, ni los judíos ni los musulmanes ni los cristianos, tendrá paz en Oriente Próximo hasta que los palestinos no sean libres en su propio Estado. Eso es algo que Occidente debería entender de una vez por todas.

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