Tocata y fuga de Toshack
Con Toshack de por medio, cualquier decisión o, sobre todo, manifestación es ajena a la sorpresa. Incluso, el que, tras la sexta derrota de su equipo, la Real Sociedad, ante el Rayo Vallecano, reconozca o anuncie: 'Puede acelerar el tema de mi sustitución por otro entrenador'. Dicho y hecho: se busca entrenador. Y el primer colocado es Juanma Lillo. Todo un resumen de la locura que invade al conjunto donostiarra, aquejado de falta de perspectivas, con problemas de personalidad y entregado en cuerpo y alma a la jurisdicción de John Benjamin Toshack.
Las elecciones de marzo, más que determinar el triunfo del actual presidente, José Luis Astiazarán, fueron un plebiscito sobre Toshack, elevado a la categoría de manager general, pero obligado por las circunstancias a entrenar al primer equipo, algo que no entraba en sus planes.
Toshack quiso contratar al portugués Jaime Pacheco, el técnico del Boavista, campeón de Portugal, o a Katanec, el seleccionador esloveno. Ambos le dieron calabazas y, así, asumió a regañadientes la función de entrenador. Recientemente, el portavoz de la entidad, José Luis Barrenetxea, reconocía que la Real seguía buscando entrenador, pero que era difícil encontrar alguien de prestigio que quisiera viajar a San Sebastián.
Harto de zarandajas, Toshack ha roto la baraja y propone su destitución. 'Aunque en ningún caso hablo del puesto de manager general, sino como entrenador', aclaró inmediatamente en Vallecas. He ahí la clave de Toshack. El galés es perro viejo en el fútbol y sabe que cuanto más se deteriore la imagen de la Real en el campeonato -colista con dos puntos y sin victorias- la marea del desafecto popular puede arrastrarle con todas su pertenencias, es decir expulsarle incluso del club, dejándole sin lo que verdaderamente ansía: dirigir técnicamente la entidad sin el deber de sentarse en banquillo.
Toshack ha ido minando poco a poco la resistencia del Consejo de Administración. Le ha enviado mensajes continuos con una coletilla siempre amenazante: 'Tengo que morderme los labios porque si yo hablara...', 'hay cosas que no me gustan' y retahilas similares que siempre hacen mella en el público al sugerir problemas ocultos. El Consejo reaccionó infantilmente a los avisos de Toshack: abrió un expdiente disciplinario a Demetradze por pasear, con gripe, por La Concha y amenazó con indagar una salida nocturna de jugadores en Villarreal. Nada llegó a ninguna parte. Descontrolado, el Consejo, acostumbrado a vivir de los ingenios de Toshack, no sabe qué hacer con la entidad.
Así que el técnico gales, en el último malabar, propone su autodestitución para quedarse tranquilo en el despacho de fichajes y traspasar el marrón a un sucedáneo de entrenador. Toshack juega en casa y nadie le tose en la Real. En el fondo, él ganó las elecciones. Y eso se paga. A cambio, ya ha fichado a otro turco, Nihat, de su ex equipo. ¿Quién dice que no trabaja?
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