_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Hodler en toda su intensidad

El pintor suizo Ferdinand Hodler fueuna de las grandes figuras del simbolismo europeo de fines del siglo XIX. La primera retrospectiva que se le dedica en España, en Madrid, agrupa 130 obras del artista, que representan todas las etapas de su desarrollo pictórico.

La muestra dedicada al pintor simbolista suizo Ferdinand Hodler, que ha contado con un experto comisario, Jura Brüschweiler, y una adjunta igualmente reputada especialista, Caroline Kesser, reúne la espectacular cantidad de 130 obras del artista, un centenar de las cuales son óleos y el resto dibujos, a través de los cuales se puede recorrer las etapas más características de este interesantísimo pintor, nacido el año 1853 en Berna y fallecido en Ginebra en 1918. Hodler residió y estuvo trabajando durante ocho meses, en 1878, en España, fijando su domicilio principalmente en Madrid y Villalba, lo que, por sí mismo, revela que el objetivo básico de su viaje fue el Museo del Prado. No obstante, sin desmerecer la importancia de este prolongado contacto con España para un entonces joven artista de 25 años, sería muy limitado fijar en ello el alcance de nuestro interés, ya que Hodler no sólo se llegó a convertir en una de las figuras capitales del simbolismo europeo de fines del siglo XIX, sino también en elemento crucial de enlace entre, por una parte, la cultura artística del norte y el sur de nuestro continente, y, por otra, entre el naturalismo del XIX y el expresionismo del XX. De esta manera, para comprender la ambición de su trayectoria artística, hay que señalar su presencia activa también en dos capitales claves en el agónico fin del siglo XIX, como lo fueron París y Múnich.

Con una vida marcada por el sig

no de la desgracia, que le dejó pronto huérfano y con la responsabilidad de velar por sus hermanos, Hodler desplegó la energía formidable de los supervivientes en todo, pero, en especial, en el mundo del arte, donde se inició, casi por casualidad, a través de la pintura artesano-industrial, y donde, con la voluntad de hierro de los autodidactas, logró obtener una formación académica y, sobre todo, un alto nivel cultural. Todas estas dificultades, así como los esfuerzos que tuvo que hacer para costearse con su trabajo los estudios, fortalecieron su capacidad creativa y nutrieron con una honda verdad sus cuadros simbolistas, en los que la representación de ideas nunca es una abstracción descarnada. Incluso su inicial trabajo a destajo aplicado a una pintura decorativa banal le acabó sirviendo para convertirse en uno de los mejores y más innovadores muralistas de la época.

Inconformista de raza, Hodler siempre apostó coherentemente por la línea más rompedora: primero, en la estela naturalista de los sucesores de Manet; luego, la del emergente idealismo simbolista, que él interpretó sin perder su fuerte instinto realista y dotando a las líneas de los contornos figurativos con una dureza de expresiva rotundidad, de raíz muy germánica. Supo combinar, además, figuras y paisajes sin que se mezclaran anulándose mutuamente, y, asimismo, captó la importancia de la gran composición clásica, siempre serena, a través de la lección de Puvis de Chavannes, aunque aportando también la sensación de infinito muy nórdica.

La exposición que ahora nos visita se ha dividido en cinco apartados para así mejor resaltar los principales episodios y temas de su rica trayectoria artística, dedicándose el primero a su etapa de aprendizaje con el pintor ginebrino Barthélemy Menn; el segundo, a una selección de su obra realizada en España; el tercero, a sus paisajes; el cuarto, a sus cuadros específicamente simbolístas, y el quinto, a sus retratos. Como vemos, este repaso ordenado y sistemático, así como el muy notable número de obras que lo ilustran, convierten este recorrido retrospectivo por la obra de Hodler en una inestimable introducción para conocerla a fondo y en directo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_