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Reportaje:

El test del agente intachable

La FIFA, a través de la Federación Española, examina a los aspirantes a intermediarios de jugadores, entre ellos algunos ex árbitros

Diego Torres

Cualquiera no puede representar a un futbolista. Según reza el nuevo Reglamento sobre agentes de jugadores, emitido por la Asociación Internacional de Federaciones de Fútbol (FIFA), sólo 'las personas físicas' que tengan 'una reputación intachable' podrán obtener una licencia para tener acceso al particular jardín del Edén que promete para unos pocos el mercado futbolístico internacional.

El examen de los postulantes en España, a partir de este año, es competencia de la Federación. En su sede de Madrid se pusieron a prueba 43 solicitantes entre el martes y el miércoles. Aprobaron 32 y para garantizar su 'reputación intachable' la Federación les exigió presentar un certificado de penales y firmar el código deontológico de la FIFA, cuyo primer párrafo dice que 'el agente de jugadores se compromete a ejercer concienzudamente su actividad y comportarse dignamente en el desempeño de su profesión'. También se les exige un seguro de responsabilidad civil de 80 millones de pesetas.

Grabados por una minicámara, sentados en el anfiteatro como alumnos de instituto ante los miembros del Comité de Competición que los calificaron, los futuros agentes completaron un test de 20 preguntas con un abanico de cinco respuestas opcionales. Un ejemplo: '¿Quién pude ser agente de jugadores? a) El presidente de un club. b) Una empresa. c) Un entrenador. d) Ninguna de las anteriores respuestas es correcta'.

Resoplando nerviosos o solazándose, entre ellos había abogados recién licenciados, ex árbitros y ex jugadores de Primera. También se contaban representantes de hecho sin título universitario y gente que se confesaba ociosa, como un orondo señor engominado que se negó a confesar su nombre y su actividad laboral. A carcajadas, dijo: 'Hago el examen porque me aburro'.

La FIFA ha instaurado la licencia para controlar un mercado de fichajes que se le escapa de las manos. El máximo organismo prohíbe que los clubes o los jugadores recurran a los servicios de un representante sin licencia, salvo que el agente sea uno de sus progenitores, un hermano o el cónyuge o, en su caso, un abogado en ejercicio. Pero, de hecho, las transacciones se regulan de forma espontánea. Como dijo el jueves Fernando Garrido, portavoz de la Federación: 'Este examen no vale más que para que la FIFA tenga un cierto control. Si un jugador decide que lo represente su vecina, le representa su vecina. Es difícil impedirlo. Si el club lo quiere, ¿por qué va a denunciarlo?'.

Comisiones

Para 'legalizar' su actividad y porque, advierte, 'siempre he sido un negociante', el ex árbitro José Luis Pajares acudió el miércoles a sacarse la licencia con un traje de lana color vino y una corbata estampada de relojes. Junto a él, otro ex árbitro, Ignacio Benavente, y ex jugadores como José Manuel Fernández (Sporting) y Ricardo Albis (Málaga) hicieron lo propio. Su mayor aspiración es encontrar sitio en un oficio que genera millonarios: los intermediarios tienen derecho a cobrar un mínimo del 5% del traspaso de un jugador, lo que muchas veces supone cientos de millones.

La UEFA ve con escepticismo esta criba. Un empleado con más de diez años de antiguedad en el organismo que rige el fútbol europeo y que prefirió mantenter su anonimato denunció ayer que las licencias 'sólo sirven para limpiar la conciencia de la FIFA. El mundo del fútbol es muy hipócrita y la mayoría de los agentes son un cáncer que entorpece el negocio. Se mueven sin respetar códigos éticos, tratan a los jugadores como mercancía o actúan como cómplices de los directivos para llevarse dinero negro'.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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