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Columna
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Dispárale ya

A bordo del Enterprise, un mecánico con aspiraciones artísticas, dibuja el nombre de Sicco, en la cabeza de un misil aire-nada. Sicco es taxista en Bagdad, aunque se llama Zayd al-Kasai. Sicco conduce un coche sin luces por las calles oscuras del barrio Al- A'Adamía, mientras recita el Corán, con un suave ritmo de pop-rock. Una noche, después de visitar las mezquitas de cúpulas de oro y azulejería, me llevó a un cafetín, donde servían te a la naranja. Y mientras lo degustábamos, me contó lo del Golfo. Sicco habla un inglés fluido, pero se pasa al árabe, cuando su voz se encarniza. Luego, pidió excusas, y me hizo una breve y dolorida traducción muy coloquial.

Ahora que aprendo el lenguaje de los barrancos por donde suben los sueños de Pedro Páramo, que son sueños de tierra y nostalgia, de esperanza y soledad, me percato de que Sicco me dijo casi lo mismo que me diría un personaje apasionado de Rulfo: 'De pronto, se pusieron a matarnos como ciegos, sin que nos diéramos cuenta'. Detuvo su coche junto a la chatarra de un avión derribado y erigido en monumento. ¿Dónde fue a parar el hombre? ¿Dónde fueron a parar los niños que daban sus lecciones, cuando arrasó su escuela una terrible explosión? Aquí no está la respuesta. Sobre el Tigris, se teje la ciudad en sus zocos, en sus calles, en sus alminares, en sus gentes. Pero Sicco es de una aldea próxima al Eufrates, a la arqueología de Babilonia, de Ur, de la ciudad santa de Eridu, y de las sombras de los sumerios, de los asirios, de los hititas. Es natural del origen. Que no vuelvan, dice Sicco, y si vuelven me protegeré en las palabras de Hammurabi: Que los fuertes nunca opriman a los débiles, y evoca el remordimiento ajeno. Sicco que sólo aspira a sacarse una licencia de chófer de alfombras mágicas, ignora que ya lo han identificado: es un taxista que además cultiva sospechosamente dátiles de confitura, sésamo y rosas. Y no sabe que un reactor USA le sigue la pista, con un misil a su nombre. Ni que, en cualquier momento, se recibirá una orden: dispárale ya. Infamia infinita.

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