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Reportaje:

'Piratas' en el 'gaztetxe'

Más de 150 personas se reúnen en el encuentro de 'hackers' de Leioa a favor de un Internet libreMás de 150 personas se reúnen en el encuentro de 'hackers' de Leioa a favor de un Internet libre

El gaztetxe de Leioa amanece con la calma habitual que presenta todas las mañanas de sábado la plaza del barrio de Udondo. Pero, en sus alrededores, comienza a percibirse cierta actividad de gentes que van y vienen, jóvenes veinteañeros en su mayor parte, que conversan sobre asuntos indescifrables para el profano, como el firewalling, la criptografía, el código abierto o el software libre.

Son algunos de los participantes en el Hackmeeting Leioa 2001 que ha reunido a uno 150 hackers alrededor de un centenar de ordenadores. Durante todo este fin de semana (los primeros empezaron a llegar el viernes y la retirada será en la madrugada del lunes), expertos informáticos interesados en la libertad de circulación por Internet se están reuniendo en la localidad vizcaína para compartir experiencias.

En principio, los hackers son conocidos como piratas (o intrusos) informáticos, pero ellos rechazan este calificativo y se definen mejor como personas creativa que, guiadas por su curiosidad, tratan de descubrir los entresijos de Internet y los programas de ordenadores. Es cierto que hay un decidido componente político en estos encuentros, 'desde el momento en que estamos a favor de los programas informáticos libres, de sistemas operativos como Linux, gratuitos y que se van perfeccionando por las aportaciones desinteresadas, o de una comunicación horizontal y sin controles', aseguraba ayer uno de los participantes, que, como el resto, prefiere no dar su nombre.

Éstas han sido las principales razones que ha llevado a la organización del encuentro a optar por una casa ocupada como sede del Hackmeeting, muy lejos de esos encuentros informáticos organizados gracias al patrocinio de marcas comerciales. Como señaló uno de sus portavoces, 'si estamos a favor de una comunicación horizontal, abierta y libre, no podemos atarnos a los requisitos de un hotel, por ejemplo'.

Los acontecimientos actuales también sirvieron para completar la caracterización del hacker. La organización denunció 'el ataque a lugares musulmanes en Internet, como reacción ante la aberración criminal que ha supuesto el ataque a Nueva York', señala el documento fundacional del encuentro. En palabras de uno de los organizadores, 'creemos que el papel del hacker no es destruir lo que está creado, sobre todo en el caso de los países musulmanes fundamentalistas, donde la población recibe información externa fundamentalmente a través de Internet'.

Todas estas declaraciones se realizaban en un entorno que poco tiene que ver con las citas informáticas tradicionales. Acompañados con carteles contra las agresiones sexistas, a favor de la autogestión o de denuncia de la especulación inmobiliaria, se repartían en el espacio central del gaztetxe unos 50 ordenadores que parecían recién rescatados del contenedor. No se encontraba ninguna gran torre diseñada para disfrutar sin freno del último juego bélico y tampoco había grandes pantallas de alta definición.

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Y esta era la tónica que imperaba en la sede de control del encuentro, con ordenadores creados a partir de piezas de otros computadores. En esta jefatura informática, se habían instalado dos firewall (especie de muralla protectora para trabajar en Internet), una de ellas para que no pudiera entrar nadie a reventar el hackmeeting, la otra para que nadie pudiera utilizar esta reunión como inicio de una agresión informática al exterior.

Alrededor de esta instalación, se han desarrollado charlas y talleres que han desvelado los entresijos de los virus, han descubierto las claves del proyecto de software libre llamado Devian, o han tratado de enseñar a los participantes a reciclar viejas máquinas destinadas a la basura.

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