¡Que los toros tengan 12 orejas!
Se impone que los zoólogos instruyan a los ganaderos para que lleguen a conseguir pronto, porque urge, el toro con 12 orejas para que no haya problemas de última hora y la terrible sensación de habernos quedado cortos. Orejas a sacos, visto que se cortan ahora con tan extrema facilidad y tan lamentable grado de exigencia. El palco de Salamanca está en ruinas, se descuajaringa a chorros y se le cae todo, la calderilla y las orejas, que vienen a ser eso, calderilla.
Los toros de Carmen Lorenzo son todavía toros corrientes, con sólo dos orejas, y por eso se pidió el rabo para El Juli en el sexto; por poca gente, pero la cosa es empezar. Los toros no tuvieron tantas orejas como son precisas pero en cambio tuvieron una nobleza que más que eso era amistad, de forma que torearlos era como hacerlo con el carretón, además con esas cabezas que se escachifollaban por cornear el peto.
Lorenzo / Ponce, Caballero, El Juli
Toros de Carmen Lorenzo, blandos, sospechosos de afeitado, nobles. Enrique Ponce: pinchazo, estocada tendida, rueda de peones -aviso- y descabello (oreja); tres pinchazos -aviso- estocada corta y cinco descabellos (palmas). Manuel Caballero: estocada desprendida y descabello (oreja); estocada tendida, otra perdiendo la muleta, rueda de peones y descabello (oreja con débil petición,protestada). El Juli: estocada (dos orejas); estocada (dos orejas). Caballero y El Juli salieron a hombros. Plaza de La Glorieta, 19 de septiembre. 8ª corrida de feria. Lleno.
Ponce, toreó a la tora en su primero, hartándose de muletearlo hasta ponerse pelmazo. En el cuarto no lo vio claro porque al toro le dio por rebañar con la escoba derecha y se puso a mirar al torero.
Caballero, dio la sensación de extrañarse cuando le entregaron la segunda oreja. ¿Es a mí? Pues sí, era para usted. Templó a su primero, y no acabó de centrarse con el quinto, que gazapeaba y agobiaba al matador en ocasiones. En éste fue, cuando tras una manera de matarlo no brillante que se dice, hizo un gesto de extrañeza con la oreja que paseó entre división de opiniones.
El Juli (cuatro orejas, ¡madre mía!) estuvo medio apagadillo con su primero y muy arqueado en el sexto con el que acabó rebozándose.
Babelia
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