Termina la semana de música de cámara en Segovia
En el marco de una Segovia esplendorosa, y a la sombra de San Juan de los Caballeros, se han desarrollado los últimos conciertos de la 32ª Semana Internacional. Tras un nuevo triunfo de Hesperión XXI, de Jordi Savall, la mezzosoprano extremeña Elena Gragera y el maestro de Valls, Antón Cardó, dieron vida a las canciones amigas de Joaquín Rodrigo y a las menos frecuentadas del madrileño Julián Bautista y el cántabro Arturo Dúo Vital.
Por otro lado, no por esperado resultó menos sorprendente el altísimo nivel del dúo de pianos de Brenno Ambrosini y David Kuyken. Junto a una sonata de Mozart y la transcripción de la obertura de Tannhauser, se produjo 'el milagro' con los nocturnos orquestales de Debussy, recreados para el doble teclado por Ravel, de una manera asombrosa, a la que respondió la versión de este dúo que transita por la exactitud y la imaginación sonora con toda normalidad. Como contraste, la sonata de Stravinski, en la que el pensamiento neoclásico de base se transforma en personalísima modernidad.
El grupo Neopercusión, que dirige Juanjo Guillén, resolvió con verdadero virtuosismo las páginas de Takemisu, de Joan Guinjoan -su justamente celebrado homenaje a Carmen Amaya-, y del griego Xenakis en su Persephassa para seis percusionistas.
